CUANDO UN HOMBRE SE CANSA DE LONDRES
Publicado en Diario Información el 11 de mayo de 2018
Cuando
un hombre se cansa de Londres
Samuel Johnson (1709-1784) es considerado como una de las
figuras literarias más importantes de Inglaterra de todos los tiempos. Destacó,
en especial, en el campo de la lexicografía, pero también es conocido como un
gran poeta, ensayista y biógrafo. Su obra más conocida es su diccionario de la
lengua inglesa, A Dictionary of the English Language, pero yo les
recomendaría que leyeran alguno de sus poemas, en especial The Vanity of Human Wishes (La
vanidad de los deseos humanos). En sus estrofas, escritas imitando el
estilo de Juvenal, Johnson diserta sobre el nefasto final al que arriban todos
los sueños, deseos y ambiciones humanas.
Los ingleses, y los londinenses en particular, atribuyen al
Dr. Johnson la frase “When a man is tired
of London, he is tired of life; for there is in London all that life can afford”(“Cuando
un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida; pues en Londres se
encuentra todo cuanto la vida puede proporcionar”).
Yo que, por vicisitudes personales, conozco muy bien la
capital del Reino Unido, no puedo sino corroborar la afirmación de Samuel
Johnson. De hecho, este artículo lo he remitido desde Londres, donde me
encuentro realizando un estudio sobre el funcionamiento de la Formación en Centros
de Trabajo (FCT) en Inglaterra, ligada a la Formación Profesional. Como
resultado de nuestras investigaciones, los compañeros que me acompañan y yo
pretendemos redactar un informe con recomendaciones políticas y administrativas
para la mejora de la FCT en España.
Hablando de educación, en nuestro país, al contrario de lo
que se viene diciendo, no es tan mala como se pretende hacer ver. No obstante,
el análisis frío de los datos arroja una serie de cifras que debemos tener muy
presentes. En primer lugar, si comparamos el nivel de estudios de la población
adulta española entre 15 y 64 años, con la de la media de la UE, comprobamos
que en España un 44’19% de esa franja sólo tiene estudios de nivel 0-2 (hasta
primera etapa de educación secundaria); el 23’95% poseen estudios de nivel 3-4 (educación
secundaria y postsecundaria no superior); un 31’86% se sitúan en la franja del
nivel educativo 5-8 (desde FP de grado superior hasta doctorado). Esas cifras
para Europa arrojan unos guarismos del 27’08%, 46’71% y 28’21% respectivamente.
De estas estadísticas se desprenden dos hechos
incuestionables. El primero es que las cifras de población con estudios de
secundaria postobligatoria en nuestro país son aún preocupantemente bajos. El
segundo, que hay una descompensación alarmante, pues a una cifra elevadísima de
personas sin graduado en secundaria, se une un elevado número de
universitarios. No voy a decir, como hizo un ministro, que sobran
universitarios, pues no quiero ser diana de las críticas de los supuestos
defensores de la enseñanza. Pero sí puedo hacer una afirmación rotunda: debemos
fomentar los estudios de Formación Profesional, y debemos hacerlo por dos
motivos: como modo de que nuestros jóvenes alcancen una formación secundaria
postobligatoria y por razones de empleabilidad.
Retomando la fría estadística, si nos fijamos en los datos de
empleabilidad, constatamos que en España, las personas que sólo han alcanzado
unos niveles de estudios de nivel 2 (secundaria sin alcanzar el graduado en
ESO) tienen una tasa de empleabilidad del 77%; los que tienen un nivel 4-5 (el
que otorgan los ciclos de FP de grado medio y superior, respectivamente) llegan
a una tasa de empleabilidad del 85%.
La actual ley educativa (LOMCE) ha sido denostada por muchos,
pero esos mismos no han sido capaces de sentarse a una mesa para negociar un
pacto educativo que alumbre una nueva y, esperemos, duradera ley orgánica de
educación. En cualquier caso, como cualquier norma, es obvio que tiene aspectos
mejorables pero, en materia de Formación Profesional introdujo una novedad
relevante: los ciclos de FP Básica. Estos nuevos ciclos, junto a una mejora del
nivel de progresión entre los diferentes niveles de Formación Profesional han
permitido que muchos jóvenes, que antes abandonaban los estudios, retomen su
singladura en el sistema educativo a través de la Formación Profesional.
Por otra parte, la cooperación entre los centros educativos y
las empresas, a través de la FCT, permite que el alumno entre en contacto con
el mundo laboral, pero también que los empleadores seleccionen su personal de
entre estos jóvenes. La relación es una perfecta simbiosis pues, en muchas ocasiones, las empresas están
encantadas de contar con estos alumnos, en vez de verse obligados a arriesgarse
en la contratación de trabajadores de los que se desconoce su formación y
preparación. De hecho, los propios centros educativos mantienen bolsas de
trabajo a las que muchos acuden para buscar determinados perfiles.
Elche necesita algunas mejoras en su oferta de Formación
Profesional que merecerían un análisis muy pormenorizado pero, aún así, la
oferta con la que contamos actualmente en nuestros centros es magnífica. En
breve se abrirá el proceso de admisión para todas las enseñanzas no
universitarias. Espero que los datos y las razones dadas en este artículo en
defensa de la Formación Profesional sirvan para que los jóvenes y los padres
que albergaran alguna duda, hayan concluido que la FP es una magnífica opción
de presente y de futuro.
Por cierto, no es que me haya cansado de Londres, pero mañana
vuelvo a Elche y me siento muy feliz por ello.
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