ELCHE, CAPITAL MACONDO
Publicado en Diario Información el 1 de junio de 2018
Esperando a Godot
Elche, capital Macondo
No les voy a dar mi opinión sobre ese asunto. Primero porque ya son muchos los sesudos analistas, tertulianos, contertulios, panelistas, politólogos, demagogos y taumaturgos que lo hacen. En segundo lugar, porque la situación es tan incierta e inestable que, cuando se publique este artículo, es probable que lo que yo haya dicho carezca ya de relevancia alguna.
En Elche, antes de que comenzara todo este asunto, también se cernió sobre el Ayuntamiento la posibilidad de una moción de censura. En este caso tampoco voy a hacer un análisis profundo, pero sí me voy a permitir una pequeña reflexión, jugando con la aritmética de la composición de la corporación y con unas variables sociológicas que, no siendo yo experto en ese campo, puede que sean erróneas.
El resultado de las últimas elecciones, hace ya tres años, arrojó un resultado que, en principio daba la ventaja a un teórico bloque de centro derecha: los nueve concejales del PP, los tres de Ciudadanos, los dos de Ilicitanos por Elche y el único representante del Partido de Elche, podían haber conformado una holgada mayoría de quince representantes, frente a los ocho del PSOE y los cuatro de Compromís.
No obstante, la animadversión que por aquel entonces existía entre Cristina Martínez y Mercedes Alonso, parece ser que dinamitó cualquier movimiento en esa dirección; en cualquier caso, ese teórico bloque de centro derecha no se plasmó en la práctica, dado que tanto Ilicitanos por Elche como el Partido de Elche, con mayor o menor éxito, han gobernado junto a Compromís, una formación que, por sus propios planteamientos estatutarios y programáticos, es incompatible con cualquier partido con una ideología más o menos liberal y centrista.
Superado ya el amago de moción de censura, incluido el ridículo hecho por algunos por acción y por otros por omisión, lo que se plantea ahora, dado que todo parece indicar que el mandato terminará -salvo sorpresa- con un gobierno conformado por los miembros que ahora lo integran, se resume en dos interrogantes: primero si la tendencia volverá a pivotar sobre una mayoría de centro derecha, o el PSOE logrará remontar y volver a ser el partido más votado. El segundo si, en caso de que se cumpla la premisa de un triunfo del centro derecha, éste será con la actual configuración o con otra, en la línea de las encuestas a nivel nacional, con un mayor equilibrio entre Partido Popular y Ciudadanos.
Aún es muy pronto
para hacer conjeturas en uno u otro sentido, pues queda mucho y la única
encuesta publicada hasta ahora en Elche fue encargada por el PSOE, lo que hace
sospechar que puede haber habido lo que se conoce como “cocina”. En cualquier
caso, la opinión que se pulsa en las calles a nivel local coincide con la
sensación mayoritaria en nuestro país: un hartazgo generalizado con la política
y con los políticos y una sensación palmaria de que nuestros representantes a
todos los niveles, incluido el local, no están a la altura de las
circunstancias.
Este estado de cosas en el que nos vemos inmersos, me lleva a pensar que muchos políticos viven en una especie de mundo onírico, en un relato que parte de los sueños, o da las ambiciones, de sus protagonistas, que construyen un relato a partir de sus propias fantasías. Algo similar al mundo descrito por algunos escritores hispanoamericanos, representantes del movimiento literario conocido como “realismo mágico”, como Isabel Allende, Laura Esquivel, Julio Cortázar y, cómo no, el inmortal Gabriel García Márquez, cuya obra maestra Cien años de soledad es el más claro exponente de ese movimiento.
García Márquez, en
una ocasión, dijo que “Macondo (ciudad en la que se desarrolla Cien años de soledad, y que algunos
sugieren que está inspirada en Aracataca, el pueblo natal del escritor) no es
un lugar, sino un estado de ánimo”. Yo, como ilicitano, comparto ese mismo
sentimiento sobre Elche, pero, ahora mismo, cuando pienso en el futuro de la
ciudad, mi estado de ánimo se encuentra rayano en la depresión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario