EL INFORME PELÍCANO
Publicado en Diario Información el 6 de abril de 2018
El informe Pelícano
John Grisham (8 de febrero de 1955, Jonesboro,
Arkansas, EEUU), es un escritor norteamericano cuyos thrillers
judiciales han alcanzado, con mucha frecuencia, las posiciones más elevadas de
las listas de ventas y han sido adaptados, con cierto éxito, al celuloide. Tal
es el caso de su novela El informe
Pelícano (The Pelican Brief), de 1992, llevada al cine en 1993,
bajo la dirección de Alan J. Pakula, con la presencia de Julia Roberts, Denzel
Washington y Sam Shepard en los principales papeles.
En El
informe Pelícano una joven estudiante de Derecho, llamada Darby Shaw,
escribe un informe describiendo su teoría sobre el asesinato de dos jueces del
Tribunal Supremo. En su trabajo, la estudiante da palos de ciego pero acierta
de pleno, lo que ocasiona gran nerviosismo en determinados ambientes de
Washington. Al sentirse perseguida, la protagonista acude a un periodista, Grey
Grantham, cuya ambición le mueve a hacer cualquier cosa por conseguir la mejor
portada de todos los tiempos. Juntos destapan una enrevesada trama empresarial
y política, que no les voy a desvelar por si no han visto aún la película y
quisieran hacerlo.
En Elche, esta Semana Santa, hemos tenido nuestra
particular versión del informe Pelícano; nuestro thriller ilicitano ha
sido El informe Turdus. En nuestro caso, la trama se podría resumir en
que una cofradía de la Semana Santa local tenía como tradición procesionar con
un trono en el que aparecían unos tordos atados a una palmera. Esa costumbre a
muchos ciudadanos les parecía atávica y carpetovetónica, a mí también. Pero los
defensores de la tradición argumentaban que los pájaros habían sido criados en
cautividad, recibían todos los cuidados necesarios, y no se ataban por las
patas, sino que se embragaban en un arnés que no les causa daño alguno; también
ésta me parece una postura plausible.
Pero, estando inmersos en estas diatribas, el
Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Sanidad, dirigida por Carlos Sánchez
Heras, cuyo desempeño como director del IES Cayetano Sempere fue extremadamente
bueno, decidió tomar cartas en el asunto. El hecho en sí ya me sorprendió pues
yo pensaba, quizás influido por una conversación que presencié entre una
alcaldesa y la entonces edil del área, que esa concejalía sólo ostentaba
competencias sobre el control de plagas de ratas y cucarachas.
Es lógico que el Ayuntamiento, cuando existe un
conflicto entre dos grupos de ciudadanos que manifiestan unos intereses
totalmente antagónicos decida intervenir. Es también una postura sabia, ante un
hecho semejante, pedir un informe a un experto en la materia, un veterinario en
este caso. Lo que no logro entender es que cualquier incidente se politice y se
vea como una victoria maniquea de unos sobre otros. No es cierto que los
liberales omnívoros, entre los que confieso encontrarme, seamos todos unos
monstruos; ni que los comunistas veganos, a los que deseo la mejor de las
suertes, sean unos angelitos. Lo que sí es innegable es que el año tiene 365
días y que, por lo tanto, no hace falta esperar al último día para intentar
buscar una solución que conjugue un trato justo con los animales y el respeto
de la tradición; y si lo segundo entra en colisión con lo primero que se
solucione, pero en tiempo y forma.
En cualquier caso, puestos a solicitar informes, a mí
se me ocurren otros mucho más interesantes que pedir. Sin ir más lejos, en el
ya legendario informe Turdus se afirmaba que los tordos atados sufren
estrés, siendo ésta la causa última de su eliminación del paso; en tal caso,
sugeriría humildemente que se suspendiera la celebración mensual del pleno del
Ayuntamiento de Elche por el estrés que causa a los ciudadanos. Sin duda un psicólogo,
o psiquiatra, debería emitir un informe clínico en el que se confirme, o se
descarte, los posibles daños mentales irreparables que oír tantas
contradicciones, incumplimientos, excusas y acusaciones, podrían acarrear.
Del mismo modo se podría proponer actuar respecto a
las reuniones de la Junta de Gobierno, a menos que en el seno de la misma dejen
de verse como rivales electorales y actúen como un verdadero ejecutivo. Aunque
dudo mucho que eso suceda a estas alturas, puesto que en tres años no ha ocurrido,
si se obrara el milagro hay muchos informes que se podrían pedir para empezar a
trabajar en serio para mejorar Elche. Por ejemplo, un informe de tráfico que
estudie la ciudad desde un punto de vista global, en el que se considere la
posibilidad de reestructurar todos los accesos al centro, incluyendo en ese
estudio una peatonalización más ambiciosa que la propuesta, pero más racional y
sopesada. U otro, sobre la misma materia, que establezca si realmente un desvío
del tráfico por la calle Alfonso XII supone, por sí mismo, una reducción de los
índices de contaminación atmosférica y acústica en la ciudad, o todo lo
contrario.
En fin, temática para informes hay mucha, pero no
querrán que les hagamos el trabajo, ni el programa electoral. De modo que mejor
volver a la ornitología y cada mochuelo a su olivo, que no quiero ser pájaro de
mal agüero, porque con estos pájaros nunca se sabe y acaban disparándole a las
escopetas.
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