DON QUIJOTE DEL MERCADO Y SANCHO DE LA CORREDORA
Publicado en Diario Información el 23 de febrero de 2018
ESPERANDO A GODOT
Don
Quijote del Mercado y Sancho de la Corredora
“Cesó la música,
sentóse Sancho a la cabecera de la mesa, porque no había más de aquel asiento,
y no otro servicio en toda ella. Púsose a su lado en pie un personaje, que
después mostró ser médico, con una varilla de ballena en la mano. Levantaron
una riquísima y blanca toalla con que estaban cubiertas las frutas y mucha
diversidad de platos de diversos manjares. Uno que parecía estudiante echó la
bendición y un paje puso un babador randado a Sancho; otro que hacía el oficio
de maestresala llegó un plato de fruta delante, pero apenas
hubo comido un bocado, cuando, el de la varilla tocando con ella en el plato,
se le quitaron de delante con grandísima celeridad; pero el maestresala le
llegó otro de otro manjar. Iba a probarle Sancho, pero, antes que llegase a él
ni le gustase, ya la varilla había tocado en él, y un paje alzádole con tanta
presteza como el de la fruta. Visto lo cual por Sancho, quedó suspenso y,
mirando a todos, preguntó si se había de comer aquella comida como juego de
maesecoral.” D. Quijote de la Mancha. Segunda parte. Capítulo XLVII.
El fragmento de la obra
cumbre de las letras hispánicas que abre este artículo pertenece al capítulo
titulado “Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno”. Estoy
convencido de que si, finalmente, Sancho Panza hubiera obtenido el gobierno de
la ínsula que Don Quijote le había prometido, ese gobierno hubiera estado
dominado por el sentido común pues, a pesar de sus carencias por su rústica
educación, a Sancho no le faltaba. La política española, y local, en cambio, está
llena de juegos de maesecoral, es decir, de juegos de prestidigitación
para apuestas, de trileros.
En Elche hemos visto
ejemplos de ello en asuntos como el del Mercado Central o el de la
peatonalización de la Corredora, hechos íntimamente relacionados. Ninguno de
los dos es bueno o malo per se, pero sí es nefasta la gestión que de
ellos se ha hecho. Puede que el mercado y la peatonalización sean condiciones
necesarias para la reactivación del centro histórico, pero no suficientes. Ahí
radica el “juego de maesecoral”.
Si preguntamos a
cualquiera cuál cree que es el sector productivo predominante en Elche,
seguramente nos contestará que la industria, pues lo primero que se nos viene a
la mente es la pujanza manufacturera de nuestra ciudad, gracias al calzado. Sin
embargo, el tejido productivo de Elche ha cambiado de forma muy significativa
en los últimos años; ahora el peso del comercio supone el 27% de la actividad,
el industrial el 18%, la hostelería el 10% y la administración y servicios el
7%.
Por lo tanto, Elche
sigue siendo una ciudad muy industrial, pero el peso del sector terciario
supone ya casi la mitad de la actividad económica ilicitana. En este contexto,
un centro histórico pujante y que ejerza de polo de atracción comercial,
cultural, turístico y de ocio es fundamental. Esto sólo se conseguirá el día
que pongamos a un lado los intereses de unos, y la búsqueda de réditos
electorales de otros, y nos pongamos de acuerdo en una idea para el centro de
Elche, en el que se combinen medidas a corto, medio y largo plazo, en el
contexto general de una idea de ciudad lógica, racional, realizable y
consensuada.
En consecuencia, no
cabe ya discutir mercado sí o no, puesto que hay un contrato firmado y, parece
ser, romperlo causaría grandes gastos (el propio Alcalde lo ha dicho); ni argumentar
contra la peatonalización del centro, pues es una medida que están llevando a
cabo muchas ciudades y el avance en esa dirección es irrefrenable. La cuestión
es cómo llevarlo a cabo y qué medidas coadyuvantes han de ponerse en marcha
para que supongan un revulsivo para el decadente centro de Elche.
Nadie dice que sea
fácil, pero los ejemplos de otras ciudades nos podrían servir perfectamente. En
primer lugar, una peatonalización ambiciosa requiere aparcamientos públicos en
dos zonas concéntricas: una periférica, situada a una distancia de un
kilómetro, aproximadamente, en la que se situarían aparcamientos disuasorios
gratuitos; otra en el propio centro con aparcamientos de pago con acceso
directo al centro histórico de la ciudad.
Estas medidas deben
venir acompañadas de un potente centro comercial abierto en torno al mercado
central, que combine tiendas y restauración, sin olvidar, por supuesto, el
fomento de los valores culturales que poseemos y que no están suficientemente
explotados, explicados ni expuestos para su disfrute: el MAHE, el Palacio de
Altamira, el Museo de la Festa, los Baños Árabes... o la muralla, que nadie
sabe que está ahí y que da el nombre a nuestro casco histórico: “La Vila
Murada”.
Sin embargo, el hecho
de que el estudio para la peatonalización de la Corredora se adjudicara
mediante un contrato menor, eludiendo de esa forma cualquier control y
publicidad sobre el mismo, y que la obra se finalice justo para ser inaugurada
el año de las elecciones resulta sospechoso. Ojalá me equivoque, pero como leí
en este mismo diario el miércoles pasado, estamos empezando la casa por el
tejado.
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