ESPAÑOLES, FRANCO HA VUELTO
Publicado en Diario Información el 10 de junio de 2023.
Esperando
a Godot
“Españoles: Franco ha muerto. El hombre de
excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la inmensa responsabilidad
del más exigente y sacrificado servicio a España ha entregado su vida, quemada
día a día, hora a hora, en el cumplimiento de una misión trascendental. Yo sé
que en estos momentos mi voz llegará a vuestros hogares entrecortada y
confundida por el murmullo de vuestros sollozos y de vuestras plegarias. Es
natural: es el llanto de España, que siente como nunca la angustia infinita de
su orfandad; es la hora del dolor y de la tristeza, pero no es la hora del
abatimiento ni de la desesperanza.”
Con las palabras transcritas en el párrafo anterior,
el entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, anunciaba el 20 de
noviembre de 1975, a la nación y al mundo, el fallecimiento del hombre que
había regido como dictador los designios de España durante casi cuarenta años.
No voy a entrar en este artículo a analizar la figura de Francisco Franco, ni a
contar batallita alguna de la época, pues soy demasiado “joven” para recordar
nada medianamente coherente ni significativo de aquellos años del tardo
franquismo. Además, creo que se está banalizando aquella época porque los
políticos, obviando cualquier rigor histórico, la sacan a colación con
demasiada frecuencia para hacer política en la España del siglo XXI haciendo
uso de unos hechos cuyas causas hunden sus raíces casi en el siglo XIX.
Lo que sí tengo claro es que Franco falleció hace casi
cincuenta años. Por eso, el titular de un magnífico artículo de María Pomares
publicado en Diario Información el pasado miércoles me dejó perplejo: “El
PSOE provincial desafía a València: Soler cabeza de lista para el Congreso y
Franco al Senado”. ¡Franco al Senado por el PSOE! ¡Creía que su afán por
resucitarlo no llegaría a tanto! Pensé de inmediato. Pero al leer al artículo
completo me di cuenta que el Franco al que se alude no es Francisco, sino
Ángel, un veterano dirigente socialista alicantino que, al parecer, lleva
manejando los hilos del partido desde hace décadas y que antes era de Ximo y
ahora es de Alejandro (con razón ha aguantado tanto tiempo en la pomada). Por
cierto, cuando yo fui concejal en Elche (todos tenemos un pasado oscuro), en mi
departamento había también una funcionaria apellidada Franco, pero sería
casualidad, o no, ya saben que, según la izquierda, el Franquismo todavía
habita entre nosotros.
Sea como fuere, bromas y maldades aparte, el artículo
de María me hizo reflexionar sobre lo mal que lo estarán pasando en el PSPV. La
derrota electoral del 28M ha sido mayor de lo que esperaban, de hecho, muchos
confiaban en retener la Generalitat, y a la pérdida de puestos y sueldos en el
Consell y en muchos ayuntamientos se une ahora la zozobra de la elaboración de
unas listas para las generales en las que los puestos de salida van a estar más
caros que nunca. En muchos hogares socialistas se oyen hoy, parafraseando al
ínclito Arias Navarro, sollozos y plegarias ante la angustia infinita de su
orfandad (sin olvidarnos de los de Compromís y, muy especialmente, de los de
Podemos).
Desde luego, la situación descrita en el párrafo
anterior tiene su ejemplo más paradigmático en Elche. Desde las pasadas
elecciones, la prensa viene hablando más de cuál va a ser el acomodo de los
derrotados que de la futura acción de gobierno de los vencedores. Trece son los
concejales que van a ocupar las butacas de la oposición en el Ayuntamiento,
doce del PSOE y una de Compromís. En el caso de los primeros, por lo que va
desgranando la prensa local, la papeleta es complicada. En buena lógica, dados
los precedentes, podrían disponer de dos dedicaciones exclusivas y una plaza en
la Diputación Provincial. De los doce, dos son funcionarios municipales, por lo
que tendrán que decidir si continúan como concejales u ocupan su puesto (una
cosa y otra resulta incompatible a efectos legales). Del alcalde en funciones
sabemos que Alejandro Soler no lo va a mandar a la Diputación, puesto reservado
a alguno de sus fieles (Patricia Maciá o Héctor Díez) ni va a permitir que sea
candidato al Congreso. No sé yo si llegará a poder tener dedicación en el
Ayuntamiento. El resto de los concejales socialistas están en la misma
tesitura, por lo que no se descartan abandonos en cuanto se sepa quién va a
tener sueldo y quién no.
El espectáculo empieza a ser lamentable. Hace falta que llegue el día de constitución del Ayuntamiento y que tengamos también pronto un nuevo Consell. Si en ambos casos se gobierna desde la buena gestión, la humildad y el consenso siempre que sea posible o la firmeza en la toma de decisiones que vayan a favor el bien común cuando no lo sea, creo que nuestra sociedad podrá vivir una época menos crispada y más próspera. Esperemos que así sea.
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