EL PROCESO
Publicado en Diario Información el 12 de octubre de 2018
ESPERANDO A GODOT
El proceso
Franz Kafka (1883-1924) escribió su novela Der Prozess (El Proceso) en 1914, coincidiendo con los primeros meses de la I Guerra Mundial. En un siglo en el que verían la luz los regímenes totalitarios de Hitler y de Stalin, la historia de un hombre que es arrestado sin haber cometido ningún delito, al que nunca se le imputa ninguno formalmente, pero al que se persigue de forma implacable para, finalmente, ejecutarlo, se ha convertido en un epítome de las innumerables víctimas de la injusticia judicial y política.
Se ha llegado a afirmar que la relación simbólica de Kafka con el mundo moderno es equiparable a la que tenía Dante con la Edad Media, o la que Shakespeare supuso para el Renacimiento. Desde luego, no deja de ser paradójico que un judío alemán nacido en Praga llegara a representar de una forma tan paradigmática los dilemas espirituales y políticos del mundo actual.
“Alguien tenía que haber calumniado a Joseph K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho nada malo…”. Ésta es la inquietante frase con que se abre el libro y que establece el tono del resto de la novela, pues toda ella viene a describir el angustioso relato de un hombre a merced de un desconocido sistema legal. En todo momento K mantiene su inocencia, pero a lo largo de toda la obra no se nos da siquiera una pista del supuesto crimen que pueda haber cometido; esta falta de información hace que el lector no pueda juzgar si el veredicto debía haber sido de inocencia o culpabilidad.
El proceso, qué duda cabe, es una novela que invita a la reflexión. La forma tan desagradable en la que presenta un mundo en el que las personas son escrutadas por la policía secreta y arrestadas de improviso, son un reflejo de la convulsa sociedad de la época en que Kafka la escribió. De hecho, existen ciertas similitudes entre esta obra y 1984, de George Orwell (vid. Esperando a Godot, 20 de julio de 2018), en la que los protagonistas son encarcelados por crímenes tales como no pensar conforme a las directrices del “Gran Hermano”. Una novela, en definitiva, recomendable para los amantes de la ficción distópica que describe mundos alternativos gobernados por la opresión.
En la España de 2018, por fortuna,
una situación como la que describe Kafka sería imposible. El Artículo 1.1 de
nuestra Constitución establece que España
se constituye en un Estado Social y Democrático de Derecho. Dejando a un
lado los conceptos de Estado Social y Estado Democrático, para centrarnos tan
sólo ahora en el de Estado de Derecho, cabe reseñar que el apartado 3 del
artículo 9º de la Constitución Española, determina una serie de principios
generales que deben constituirse en garantía de ese Estado de Derecho, de modo
que los poderes del Estado y la Administración de Justicia, queden sujetas
también al imperio de la ley y exentas de cualquier tipo de arbitrariedad.
Es precisamente la garantía de que el ciudadano puede defenderse ante los posibles excesos del Estado lo que hace posible la convivencia y lo que garantiza que vivimos en un sistema en el que la ley es un garante de nuestra libertad, y no al contrario. En palabras de Winston Churchill, “La democracia es el sistema político en el cual, cuando alguien llama a la puerta de calle a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero.”
Por eso, nuestra Democracia se ha dotado de instituciones y mecanismos que median en los posibles conflictos que se puedan dar entre las diferentes administraciones y los ciudadanos. En concreto, en la Comunidad Valenciana existe la figura del Síndic de Greuges, cuya función, según se recoge en la Ley 11/1988, de 26 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, consiste en velar por la protección de los derechos fundamentales recogidos en el Título I de la Constitución Española y en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana cuando resultaran infringidos por actuaciones de algún órgano de la Administración Pública o ésta no actuara de forma congruente con los de legalidad y eficacia que consagra el art. 103.1 de la misma Norma Suprema.
Pues bien, hace unos meses, surgió un conflicto entre el Ayuntamiento de Elche y la FAPA Gabriel Miró, la principal federación de asociaciones de padres de alumnos en la Comunidad Valenciana, la provincia de Alicante y nuestra ciudad, respecto a la nueva configuración resultante de la renovación del Consejo Escolar Municipal (vid. Dios no juega a los dados, en esta misma sección, el 2 de febrero de 2018). La FAPA Gabriel Miró no estaba conforme ni con las formas ni con el fondo del procedimiento llevado a cabo desde la Concejalía de Educación.
Como quiera que las explicaciones que el Consistorio dio a los padres no les satisficieran, éstos se vieron en la obligación de recurrir al Síndic de Greuges para dirimir la cuestión. La resolución del Síndic, que se ha conocido recientemente, da la razón a los padres e insta al Ayuntamiento a emprender dos acciones: la primera, “que se proceda en legal forma a dictar resolución expresa, motivada y congruente con las peticiones del interesado (los padres) y se notifique en la forma legalmente prevista, con indicación de si es o no definitiva en la vía administrativa, la expresión de los recursos que procedan, órgano ante el que hubieran de presentarse y plazo para interponerlos.” La segunda “que en los próximos procesos para la constitución del Consejo, se arbitren los cauces procedimentales para que tanto las asociaciones de madres y padres de alumnos/as (AMPA) como sus federaciones y confederaciones tengan cabida y se les facilite su participación en el proceso de designación del sector padres y madres de alumnos del Consejo Escolar Municipal”.
Un tirón de orejas en toda regla del Síndic al Ayuntamiento, cuya tan cacareada transparencia se ha visto refutada en un procedimiento que parece no haber sido democrático ni en el fondo ni en la forma.
Alguien tendrá que dar explicaciones y asumir la
responsabilidad. Si no, la próxima vez que llamen a la puerta en Elche a las
seis de la mañana, quizás no sea el lechero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario