ESPERANDO A GODOT
Winesburg, Ohio
El escritor norteamericano Sherwood Anderson nació en 1876 en Camden, Ohio. Durante su infancia, las constantes mudanzas de sus padres provocaron que su educación no tuviera una gran continuidad. En 1898 se alistó en el ejército y luchó en Cuba, en la guerra entre España y los EE.UU.
En 1919 Anderson publicó Winesburg, Ohio, una obra maestra de la literatura norteamericana, que tendría una gran influencia sobre escritores posteriores, de la talla de William Faulkner, Ernest Hemingway y John Steinbeck.
Winesburg, Ohio narra como discurre la vida en una pequeña ciudad del corazón de los Estados Unidos, un escenario que, en un país que se estaba tornando cada vez más urbano, se había convertido en una especie de ideal nostálgico. Pero en la novela, Anderson rasga ese velo de idealismo exponiendo, con toda su crudeza, la soledad y la alienación que presiden la vida en Winesburg.
Winesburg es una ciudad imaginaria, pero su recuerdo me trae a la mente la historia que me contó un amigo, arquitecto, erudito e ilicitano militante, sobre dos ciudades reales del estado de Ohio: Cleveland y Sandusky.
Cleveland es una ciudad bien conocida por haberse convertido en una de las principales urbes del Medio Oeste norteamericano. Su población ronda el medio millón de habitantes y es el núcleo de un área metropolitana de dos millones y cuarto de personas. Sandusky, por el contrario, cuenta con unos 25.000 habitantes y, siendo una ciudad real, es menos conocida que la imaginaria Winesburg.
La historia de Cleveland y Sandusky es curiosa. Cuando los primeros colonos blancos llegaron al territorio de Ohio, éste era una zona muy boscosa, en la que los ríos no penetraban hacia el interior. Por ese motivo, ya en 1780, George Washington contempló la posibilidad de construir un canal para conectar el lago Erie y el río Ohio. La obra finalmente se acometió entre 1825 y 1832.
Estaba previsto que Sandusky fuera el lugar desde el que partiera ese canal, algo que parecía lógico por su ubicación, pero una serie de decisiones técnicas y políticas propiciaron que fuera Cleveland la ciudad elegida. Hoy día Cleveland es Cleveland gracias a esa elección, pues el Canal del Ohio y el Eire la convirtieron primero en un centro comercial y más tarde en uno manufacturero.
Si el proyecto inicial de un canal que partiera de Sandusky, que iba a llamarse el Canal Sandusky-Scioto, se hubiera acometido, en la actualidad Sandusky sería Cleveland y Cleveland sería un pueblo del Medio Oeste, similar al Winesburg de la novela de Sherwood Anderson.
Este mismo año, si no se producen nuevos retrasos, quedará abierta la línea de alta velocidad ferroviaria entre Madrid y Murcia, con parada en Matola. La ubicación de esa parada, “discutida y discutible”, no es la óptima, pero constituye un hecho irreversible, dado que ya está hecha.
Sin embargo, durante mucho tiempo, nuestro Alcalde ha defendido esa ubicación de manera fehaciente y casi vehemente, llegando a afirmar que “la estación del AVE en Matola estaba llamada a ser la capital del eje Vega Baja-Valle del Vinalopó, ya que si se organiza todo bien, a un pasajero con destino Benidorm le va a ser mucho mas cómodo y rápido llegar hasta la estación de Elche.”
Afortunadamente, la tozudez de los hechos, y las filípicas que ha recibido de numerosas organizaciones económicas, empresariales y ciudadanas, con especial mención en este aspecto a la Plataforma Elche Piensa, le han ido haciendo cambiar de opinión. De hecho, en el pleno extraordinario sobre el estado de la ciudad, celebrado los días 17 y 18 de octubre de 2016 ya reconocía la necesidad de conectar la actual línea de cercanías con el AVE y el aeropuerto.
Es evidente que, consumado el fiasco de la ubicación de la estación en Matola, necesitamos que el nodo ferroviario Alicante-Aeropuerto-Torrellano-Elche, y de aquí a la estación del AVE en Matola, con doble vía, electrificada y de ancho europeo, sea una realidad a corto plazo.
El President de la Generalitat, e imagino que los Alcaldes de Alicante y Elche se rasgan ahora las vestiduras con los datos de inversiones recogidos en los Presupuestos Generales del Estado. La dotación económica para la conexión a la que aludía parece ser que no aparece. Sigamos echando la culpa a Montoro, alguna tendrá desde luego, pero hagamos autocrítica también. Quizás perdemos demasiado tiempo en temas menores, dejando a un lado los realmente importantes.
Sea como fuere, espero que Elche, en el futuro, sea Cleveland y no Sandusky. De momento, seguimos esperando a Godot.
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