DE PRINCIPATIBUS
Publicado en Diario Información el 2 de junio de 2017



ESPERANDO A GODOT


De Principatibus

De Principatibus fue el título original de la obra más conocida de Nicolás Maquiavelo, que posteriormente ha sido siempre llamada El Príncipe. Se trata de un pequeño tratado que intenta explicar cuáles son las diferentes formas en que se puede organizar un estado y de qué modo debe un príncipe actuar para fortalecer su principado.

Para comprender la obra debemos explicar el contexto histórico en el que se escribió y analizar la situación política de la Italia de aquella época. Al fin y al cabo, El Príncipe es un tratado político.

Maquiavelo era natural de Florencia y vivió entre 1469 y 1527. El período que abarca de 1494 a 1559 fue conocido como “La Era de las Guerras Italianas”. Italia no era un país unido, sino compuesto por diferentes estados regionales. Dichos estados no tenían ejércitos poderosos ni fieles, pues estaban compuestos, en su mayoría, por soldados mercenarios. Además, no existía una gran entente entre ellos; a menudo sucedía que, en un breve espacio de tiempo, los que eran aliados se tornaban enemigos, y viceversa.

Esa inoperancia de los estados italianos, a la hora de tejer alianzas bélicas o diplomáticas, los hacía muy débiles y susceptibles de ser atacados por potencias extranjeras. Por eso, en 1494, tras la muerte del último miembro de la casa de Angiò, que reinaba en Nápoles, Carlos VIII, Rey de Francia, y emparentado con la familia Angiò, reclama para sí el trono y pretende anexionarse el Reino de Nápoles.

Este hecho desencadenaría la primera de las Guerras Italianas, que enfrentó, entre 1494 y 1498, a Francia y a la Liga de Venecia, en la que estaba incluida España. Para poder llevar adelante sus planes, Carlos estableció una alianza con los Sforza de Milán y se aseguró la no intervención de otras potencias europeas mediante acuerdos diplomáticos.

La entrada de Carlos VIII en Italia para tomar Nápoles alteró sobremanera los frágiles equilibrios entre los estados italianos, molestando de manera especial a Florencia, donde los detractores de los Medici, con el apoyo del Rey de Francia, aprovecharon para poner en fuga a Piero de Medici e instaurar una república en la ciudad.

Maquiavelo se convertiría por aquel entonces en un alto funcionario de la nueva República Florentina. Pero tras la vuelta de los Medici al poder, en 1513, cayó en desgracia: fue encarcelado y torturado, tras lo cual se retiró a su villa en las afueras de Florencia, donde escribió sus obras, entre ellas El Príncipe, dedicada a Lorenzo de Medici, acaso en un intento de reconciliación con la poderosa familia.

La importancia de fijar el contexto de la obra no es baladí; el adjetivo “maquiávelico”, perdería su fuerte componente peyorativo si entendiéramos bien la obra de Maquiavelo en su contexto histórico y humano. A decir verdad, de todas las frases que se atribuyen a Nicolás Maquiavelo, la que mejor describe al gobernante que él propugnaba era la siguiente: “Chi viene eletto principe col favore popolare debe conservare il popolo come amico”.

Por lo tanto, Maquiavelo no proponía un gobernante autoritario, al estilo medieval, sino un tipo de “príncipe” más en la línea de las ideas renacentistas que inspiraban el pensamiento, las letras, la arquitectura y el arte de la época; un gobernante, salvando las distancias, y teniendo en cuenta el contexto histórico y cultural, más moderno, más democrático en definitiva.

Por supuesto, en el siglo XVI el concepto de democracia no era el nuestro. A mí me gusta definir la democracia usando una frase que se atribuye a uno de los más grandes políticos del siglo XX, Sir Winston Churchill: La democracia es el sistema político en el cual, cuando alguien llama a la puerta de calle a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero”.

Lo que ocurre, es que el lechero, a veces, llama dos veces seguidas, como le ha pasado al PSOE con la elección como Secretario General del redivivo Pedro Sánchez, proceso que probablemente tenga sus repercusiones en la Comunidad Valenciana y en Elche; no en vano, tanto Ximo Puig como Carlos González apoyaron abiertamente a Susana Díaz.

A la puerta del PP también está llamando el lechero; la elección de Isabel Bonig y de Pepe Císcar como Presidentes regional y provincial del partido se ha realizado con unas maneras absolutamente democráticas, si bien exentas de toda emoción, pues no tenían rival en sus elecciones.

Es el turno ahora de la asamblea local para elegir Presidente o Presidenta local del Partido Popular de Elche. En este caso, parece ser que la elección se dirimirá entre tres candidatos. El PP de Elche tiene ante sí una gran oportunidad para desechar fantasmas del pasado, demostrando que es un partido con formas democráticas. Esperemos que el candidato que resulte elegido grabe en su frente a fuego la frase de Maquiavelo: Chi viene eletto principe col favore popolare debe conservare il popolo come amico”.








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