EL FÚTBOL ES ASÍ

Publicado en Diario Información el 10 de diciembre de 2022

Esperando a Godot

 

El fútbol es así


En ocasiones, y más en los tiempos que corren, en los que entre la gente falta de entendederas y la que entiende perfectamente, pero retuerce la realidad, suman legión, hay que dejar implícito hasta lo más obvio. En este caso la obviedad consiste en que tanto los ilicitanos como los alicantinos, sin excepción -al menos ese es mi caso y se puede constatar en algún artículo mío publicado recientemente- lamentamos profunda y sinceramente que ni Elche ni Alicante hayan conseguido, respectivamente, ser ciudades sede de la Agencia Espacial Española y de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. Como también es harto evidente, en el caso concreto de Elche, que el equipo impulsor de la candidatura, encabezado por Antonio Martínez, gerente de PIMESA y una de las mentes más preclaras de Elche, ha realizado una gran labor, como siempre que se le ha encomendado algo a Antonio.

 

Hecha esta introducción, tenía uno que ser muy ingenuo para pensar, siquiera por un instante, que Pedro Sánchez iba a otorgar cualquiera de las dos agencias a la ciudad que realmente lo mereciera (reconociendo por supuesto los méritos de las dos elegidas); eso sería no conocer al personaje. La estrategia no es, ni más ni menos, que andar mareando al personal, propiciar viajecitos de las delegaciones de diferentes ayuntamientos de España  a Madrid a rendir pleitesía, al estilo que le gusta a Kim Jong-un, para acabar repartiendo las prebendas no a Sevilla y a La Coruña, sino a sus respectivos alcaldes, Antonio Muñoz Martínez, un histórico del PSOE-A, que dio el salto a la primerísima línea política tras la victoria de Juan Espadas en las primarias de junio de 2021 para ser candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía, e Inés Rey García, una política muy del perfil del que se rodea Sánchez: mujer joven, con más experiencia política que profesional y que gobierna en una coalición con Podemos y los independentistas.

 

Si este hecho, en referencia a la asignación de las agencias que Pedro Sánchez se inventa, con el único criterio de ser ungido por la decisión omnímoda de Pedro Sánchez, en el momento y en la forma que interesa a Pedro Sánchez es tan evidente, ¿por qué los medios de comunicación no lo airean? Muy sencillo. Porque vende más, en términos de lectores y de publicidad institucional pagada, mantener abiertas esas absurdas pugnas entre ciudades “candidatas” que contar la verdad. La verdad, que palabra tan bonita y tan vacía en la actualidad. La verdad, ya no se acordarán, es que nos obligaban a llevar mascarilla en una playa desierta. La verdad es que confinaron a una población sana sin base científica, sólo por demostrar quien mandaba. La verdad es que ahora sigue muriendo la misma cantidad de gente por COVID y gripe que en 2020 (fundamentalmente la población de riesgo por edad o por patologías previas) pero ya no es noticia porque el poder ha marcado a los medios de comunicación otros caminos: la guerra o un golpe de estado que iban a perpetrar ¡25 personas en Alemania!, todos jubilados y dirigidos por el príncipe Heinrich XIII. Esperpéntico.

 

Mientras tanto, nuestro alcalde, Carlos González, ha decidido seguir la misma táctica que el ya defenestrado seleccionador nacional, Luis Enrique Martínez, y ha felicitado a Sevilla, añadiendo que “Estamos satisfechos por haber competido y dado visibilidad a Elche y a nuestro sector aeroespacial”. Del mismo modo, el entrenador de España dijo que el equipo “había competido”, después de jugar 120 minutos de partido contra Marruecos y lanzar tres penaltis sin ser capaz de marcar un solo gol. Bien, felicitemos a Marruecos, desde un país que tiene más de un millón de futbolistas federados y la segunda liga profesional más cara del mundo, sólo superada por la Premier League inglesa.

 

La táctica de Luis Enrique, de dar más y más pases inanes sin chutar a puerta se ha demostrado inoperante. No sé si a Carlos González le servirá la misma apuesta en las elecciones locales. Dentro de menos de seis meses lo averiguaremos.

 SABERES BÁSICOS

Publicado en Diario Información el 3 de diciembre de 2022

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Saberes básicos


Desde tiempos inmemoriales se ha sostenido que los pilares fundamentales sobre los que se asienta el conocimiento humano han sido los que en la Edad Media se conocían como el “Trívium” (gramática, lógica y retórica) y el “Quadrivium” (geometría, aritmética, astronomía y música). La gramática suponía el dominio de las estructuras del lenguaje; la lógica la mecánica del pensamiento y el análisis; la retórica el uso del lenguaje para instruir y persuadir a los demás. Estas tres disciplinas se consideraban preparatorias para que los discentes accedieran al quadrivium, que a su vez impartía los contenidos propedéuticos necesarios para los estudios superiores de filosofía y teología.

 

Esta división medieval del corpus del saber se remonta, como tantos otros aspectos de nuestra cultura, a la Antigua Grecia. Platón fue el primero en presentar la idea de un currículum escolar reglado, basándose en una iniciativa que ya había sido presentada por Pitágoras. La idea se extendió gracias a la obra “De nuptiis Philologiae et Mercurii”, de Martianus Capella, un escritor, enciclopédico y retórico romano en lengua latina del siglo V. En su libro, Marciano esboza lo que deben ser la siete artes y ciencias liberales mediante un texto cuajado de alegorías y poesía: cada arte o ciencia se explica con gran profusión de detalles con las figuras de siete doncellas que actúan como siervas de la Filología en su matrimonio con Mercurio.

 

A pesar de que hayan transcurrido miles de años desde que se implantó la taxonomía del trívium y el quadrivium, cualquiera puede entender hoy en día en qué consisten las materias que engloba y la importancia de dominarlas en mayor o menor medida para considerarse lo que antes se decía una persona de provecho. En cambio, la última, por ahora, ley educativa implantada en España, y su normativa de desarrollo, establece cuestiones como las que voy a intentar explicarles a continuación.

 

Siguen existiendo unas áreas con sus respectivos currículums, pero ahora los conceptos importantes han pasado a ser las competencias clave, las competencias específicas y el perfil de salida. Para que se hagan una idea de todo este galimatías, en educación primaria las competencias clave son la competencia en comunicación lingüística; la competencia plurilingüe; la competencia matemática y competencia en ciencia, tecnología e ingeniería; la competencia digital; la competencia personal, social y de aprender a aprender; la competencia ciudadana; la competencia emprendedora; y la competencia en conciencia y expresión culturales. Según el Decreto de currículum de la Comunidad Valenciana, “Para la adquisición y desarrollo, tanto de las competencias clave como de las competencias específicas, mencionadas anteriormente, el equipo docente tiene que diseñar situaciones de aprendizaje, de acuerdo con los principios que, con carácter orientativo, se establecen en las diversas áreas”; y que “El perfil de salida del alumnado al final de la enseñanza básica constituye la concreción de los principios y fines del sistema educativo referidos a la educación básica que fundamenta el resto de decisiones curriculares.” Si a todo esto sumamos que los centros de primaria deben otorgar en cada evaluación una nota cualitativa, es decir, explicar en un informe el grado de consecución de las competencias en las diferentes áreas para cada alumno, el caos está servido: los colegios están agobiados por la burocracia y los padres no van a entender, en la mayoría de los casos, esos informes.

 

Seguramente no habrán entendido ni una palabra del larguísimo párrafo anterior. No se preocupen, yo trabajo de Inspector de Educación y me cuesta, me cuesta y me sonroja cuando una amiga me pregunta si es verdad que ahora en secundaria el uno es la mejor nota y el cinco es la peor, o su hija le toma el pelo; y yo tengo que decirle que así es, que ahora los profesores asignarán un uno (sobresaliente), un dos (notable), un tres (bien), un cuatro (suficiente) o un cinco (insuficiente); y entonces me pregunta que por qué mareamos tanto… Y yo me tengo que callar y ladear la cabeza, levantando las palmas de las manos hacia arriba, como señal de resignación, más o menos igual que cuando los directores de los centros adscritos a mi zona de actuación me hacen alguna pregunta sobre la evaluación en la LOMLOE y yo les respondo que preferiría explicarles qué significa que Dios es Uno y Trino.

 

La suerte que tienen los políticos es que los funcionarios (salvo los independentistas), incluidos los docentes, somos obedientes. Sabemos que tenemos que cumplir la ley (en mi caso cumplirla y hacerla cumplir), aunque no nos guste. El caso es que esta ley no gusta a casi nadie. Los padres no la entienden y los profesores la critican por la farragosa y absurda carga burocrática que encierra y porque va a suponer, de manera indefectible, una rebaja de los niveles y un menoscabo de la calidad de enseñanza.

 

¿Por qué ahora la mayoría de los sindicatos, otrora beligerantes contra otras normas educativas que, con sus luces y sus sombras, eran mejor que ésta, no alzan ahora la voz? ¿Acaso porque gobiernan “los suyos”? Espero que cuando los liberados vayan por colegios e institutos les hagan estas preguntas. Deseando estoy de escuchar las respuestas.

 PERSPECTIVA CABALLERA

Publicado en Diario Información el 26 de noviembre de 2022

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Perspectiva caballera


La perspectiva caballera es un sistema de representación que utiliza la proyección paralela oblicua, en el que tanto las dimensiones del plano proyectante frontal, como las de los elementos paralelos a él, están dibujadas en su verdadera magnitud. Como todas las perspectivas, nos ayuda a apreciar sobre el plano los volúmenes tridimensionales. En perspectiva caballera, dos dimensiones del volumen a representar, como decíamos, se proyectan en su verdadera magnitud (el alto y el ancho) y la tercera (la profundidad) con un coeficiente de reducción. Las dos dimensiones sin distorsión angular con sus longitudes a escala son la anchura y altura (x, z) mientras que la dimensión que refleja la profundidad (y) se reduce en una proporción determinada, siendo 1:2, 2:3 o 3:4 los coeficientes de reducción más habituales.

 

No sé si habrán comprendido bien el concepto que se exponía en el párrafo anterior; a mí desde luego me cuesta porque de entre los escasos dones con los que la naturaleza ha tenido a bien obsequiarme no se encuentra el de la inteligencia espacial. Sin embargo, por mi formación y por mi experiencia vital, sí puedo entender bastante bien que los problemas, las dificultades o, simplemente, las opiniones a las que nos enfrentamos dependen, casi siempre, del prisma a través del cual las observemos, del ángulo desde el que las contemplemos o, precisamente, de la perspectiva que adoptemos ante ellos.

 

Desde luego, esa máxima que es verdad para todos los órdenes de la vida, no lo es menos para la política. Retomando el asunto que comentábamos en esta misma sección la semana pasada, Irene Montero es, para los dirigentes y algunos votantes de Podemos -cada vez menos-, una persona preparada y bienintencionada, mientras que para la mayoría de los españoles es una cínica incapaz cegada por una ideología anclada en el siglo pasado y que ha sido responsable de muchas desgracias a lo largo de la historia. Pero no nos pongamos profundos, puesto que en temas mucho más mundanos también se aprecian incongruencias similares.

 

Como ejemplo de uno de esos temas mucho más intrascendentes que ahora mismo se han puesto en solfa está el asunto de la iluminación navideña en nuestras ciudades. Ya es tradicional, desde hace unos cuantos años, el despliegue que en ese sentido realiza la ciudad de Vigo, la más populosa de Galicia con casi 300.000 habitantes, con su alcalde, el socialista Abel Caballero a la cabeza. Muchos critican al alcalde de Vigo argumentando el gasto energético que supone el encendido durante dos meses de la iluminación de cuatrocientas calles con once millones de luces led. Otros lo tachan de ser un populista y, valga la expresión en este caso, un iluminado. Algunos, a su vez, creen que el primer edil de la ciudad pontevedresa es poco menos que un orate.

 

Pero basta con analizar algunos datos objetivos para demostrar que el señor Caballero podrá ser cualquier cosa que ustedes quieran, pero desde luego ni es tonto ni está loco. El alcalde de Vigo lo es de forma ininterrumpida desde el año 2007 (en la actualidad su partido tiene 20 de los 27 concejales que conforman el pleno municipal), fue ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones con Felipe González, además de diputado nacional y autonómico en Galicia; asimismo, es doctor en Economía por las Universidades de Cambridge y de Santiago de Compostela y máster de Economía por la Universidad de Essex. En la actualidad, es catedrático de Teoría Económica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Vigo.

 

La “tontería” de las luces y el “show” que se organiza todos los años el día que se encienden le reportan a Vigo una publicidad que, de tener que pagar, estaría valorada en cientos de miles de euros, a lo que hay que sumar un retorno económico de varios millones de euros más y la satisfacción de la patronal del sector hotelero de la ciudad, encantada con unas cifras de ocupación que el pasado fin de semana, coincidiendo con el evento, rondaban el 100%, situación que se espera se haga extensiva a todo el periodo navideño, dadas las reservas que ya se han confirmado. En definitiva, los que critican el millón de euros que cuesta toda esta parafernalia pueden tener razón en parte, pero visto con perspectiva “caballera” y habida cuenta de los resultados electorales del alcalde, no ha resultado ser una mala idea.

 

Elche, con sus 235.000 habitantes, es una ciudad equiparable a Vigo por escala y potencial (son la 14ª y 19ª ciudades de España por población), aunque la renta media por habitante de Vigo alcanza los 13.164 €, mientras Elche se queda muy atrás con 9.840 € per cápita (Alicante ciudad está en 11.676 y Valencia en 13.873). En Vigo gastan un millón de euros en iluminación navideña, en Elche 163.350.

 

Insisto, todo depende de la perspectiva con la que se mire, pero en Elche los políticos llevan años cacareando el gran potencial que tenemos, pero ese potencial nunca se sustancia en una mejora significativa de las condiciones de vida en la ciudad. Insisto en el leitmotiv de este artículo: todo depende de la perspectiva con la que se mire. Pero en una reducción al absurdo de los datos expuestos podemos colegir dos consecuencias: en Elche somos pobres y tenemos pocas luces, quizás por creernos la perspectiva que nos venden los políticos de aquí y, sobre todo, de Valencia.

 OCLOCRACIA

Publicado en Diario Información el 19 de noviembre de 2022

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Oclocracia[i]


Esta semana, para documentarme para este artículo, he estado leyendo unos cuantos textos de filósofos y pensadores políticos de diferentes momentos de la historia, como Tito Livio, Maquiavelo, Locke, Montesquieu o Rousseau. Pero, realmente, la frase que más me ha impactado no proviene de ninguno de ellos, sino de un famoso cantautor español, filósofo también a su manera, Joaquín Sabina, que en unas recientes declaraciones en una emisora de radio ha afirmado que “Era de izquierdas, pero ahora no lo soy tanto porque tengo ojos y oídos. Luego que las revoluciones del siglo XX fracasaron todas, el comunismo ha sido un desastre y la deriva de la izquierda latinoamericana me duele enormemente”.

 

En esas dos sencillas frases de Sabina se explica de una manera sucinta, pero palmaria, lo que autores muy sesudos, como Francis Fukuyama, apoyado en las teorías hegelianas, han denominado “el fin de la historia”. De hecho, con el hundimiento del comunismo se abrió en el siglo XX un debate, aún no resuelto, sobre adonde avanza la humanidad, algo que también se planteaba Maquiavelo en la Florencia del Quattrocento y el Cinquecento.

 

El erudito florentino tenía una conciencia similar a la de Fukuyama respecto a las repúblicas italianas de la época, que se habían mostrado absolutamente débiles y desorganizadas, sobre todo si se comparaban con la fortaleza de la República Romana. De hecho, durante toda la edad media se había estudiado con añoranza la grandeza de la Roma Clásica y su vasta herencia cultural, especialmente a través del análisis de obras históricas como “Ab Urbe condita”, de Tito Livio.

 

Precisamente, en su obra “Los discursos sobre la primera década de Tito Livio”, Maquiavelo establece ese paralelismo entre Roma y Florencia en los planos institucional, legislativo y militar, seguramente para servir de referencia y de acicate para la reflexión a los jóvenes dirigentes florentinos, en un momento de grave crisis y de gran zozobra (el fallecimiento de Carlos VIII en Italia había puesto fin al periodo de estabilidad que había caracterizado el panorama italiano de la segunda mitad del siglo XV, con el sur controlado por la Corona de Aragón, el centro por la Iglesia y el norte disfrutando de un largo equilibrio entre las grandes potencias regionales, gracias a la Paz de Lodi, de la que fue garante Lorenzo de Medici “el Magnífico”).

 

Pero antes incluso que Maquiavelo y que el propio Tito Livio, un historiador griego, Polibio (208-122 a. C.), estableció, en el libro VI de sus “Historias de Polibio”, basándose en sus observaciones de la República Romana (gozó de una excelente relación con Publio Cornelio Escipión Emiliano y con Catón y fue el pedagogo de Escipión Emiliano), las formas de gobierno del mundo antiguo y el peligro más grave que las acechaba y que él definió con el término de “anaciclosis”, un ciclo dinámico y decadente a la vez, inevitable a causa de la debilidad inherente a cada forma simple de gobierno que

acababa degenerándose de modo natural.

 

Según la teoría de Polibio, esas formas simples de gobierno eran la monarquía, la aristocracia y la democracia. Estas constituciones, para Polibio, no son las mejores y más perfectas. La constitución perfecta sale del sincretismo de las tres, pues según el historiador griego, la monarquía acaba deviniendo en tiranía, la aristocracia en oligarquía, y la democracia en oclocracia.

 

Los padres fundadores de los Estados Unidos, inspirados en Montesquieu, pero también, aunque no lo citaran de una forma explícita, en Polibio, tomaron buena nota de la deriva que las formas de gobierno pueden tomar y, cuando redactaron su constitución en 1787, tuvieron mucho cuidado en cuanto al establecimiento de un sistema de pesos y contrapesos entre los diferentes poderes del Estado a la hora de diseñar su ordenamiento constitucional.

 

En España, hasta ahora, también teníamos un sistema democrático, una monarquía parlamentaria, que garantizaba la separación de poderes. Los acontecimientos acaecidos esta semana (y otros, que se suceden a tal velocidad que pronto olvidamos y que no son menos graves, como la posible eliminación de la tipificación del delito de sedición y la modificación del de malversación) respecto a la rebaja de condenas a violadores por la absoluta ineptitud del Gobierno, cuya ministra de Igualdad ha intentando tapar acusando a los jueces de machistas prevaricadores, nos hace pensar que nuestra democracia ya se ha convertido de facto, como temía Polibio, en una oclocracia.

 

Por eso no me extraña tampoco la decisión que ha tomado el orwelliano “Instituto Valenciano de la Memoria Democrática, los Derechos Humanos y las Libertades Públicas” publicada en el DOGV como Resolución de la no menos orwelliana “Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática”, de dar al Ayuntamiento un plazo de un mes para derribar la cruz del Paseo de Germanías y cambiar el nombre de un centenar de calles en Carrús.

 

Si es que, a la postre, el análisis de Sabina era el más correcto de todos.



[i] Según el diccionario de la RAE:

Del gr. ὀχλοκρατία ochlokratía.

1. f. Gobierno de la muchedumbre o de la plebe.

 CÁRCEL DE AMOR

Publicado en Diario Información el 12 de noviembre de 2022

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Cárcel de amor


Como ustedes sabrán y aquí se ha comentado en numerosas ocasiones, la novela, en el sentido que hoy en día le damos, no apareció en el panorama literario hasta finales del siglo XV. Sin embargo, en la Edad Media, tanto los lectores, que eran una escasa minoría de la población, como el público analfabeto que accedía a los textos a través de la tradición oral, como la juglaresca, acogía todas las narraciones interpretando de manera fehaciente que se trataba de ficción, salvo que alguno tuviera alteradas sus facultades mentales, como era el caso del personaje de Alonso Quijano.

 

En la época medieval los relatos, como regla general, se enmarcaban bajo dos grandes epígrafes: el cuento y la ficción larga, siendo la diferencia entre uno y otro no ya la extensión, sino que el primero narra un episodio y el segundo un argumento algo más complejo. Como ejemplo de ficción larga podríamos citar las novelas de caballerías, mientras que los cuentos podían ser didácticos, como El conde Lucanor, cómicos, como el Libro de los engaños, o de entretenimiento, como los Cuentos de Canterbury.

 

Dentro del género de ficción larga que comentábamos, existía un subgénero conocido como ficción sentimental, que consistía en obras cortas de tema amoroso y desenlace triste. En esta categoría podríamos incluir la obra de Diego de San Pedro, considerada ya una novela, aunque se sitúa a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento, Cárcel de amor (publicada en 1492). La trama, resumida de una forma muy sucinta, se centra en un caballero, enamorado de una princesa, que es conducido a la “cárcel de amor” por el deseo; el caballero busca un mediador que persuada a la fría y hierática princesa, antes de que su amor acabe por consumirlo.

 

La cárcel que alberga al prisionero se encuentra en una montaña, sobre una roca que representa la fidelidad. Las columnas que sustentan la prisión son la memoria, el entendimiento, la voluntad y la razón; en lo alto de la torre que la corona están la tristeza, la congoja y el trabajo, formando unas cadenas que atenazan el corazón. Sobre la cabeza del reo pesa una corona de tortura, forjada con una aleación de ansia y pasión. Toda una teoría metafísica sobre el amor, basada en la tradición escolástica.

 

Claro que cualquier lector de la época, o cualquiera que se aproximara a esta obra en nuestros días, comprendería que la cárcel que se describe es una alegoría o una metáfora rayana en la hipérbole. De la misma manera, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, comentó durante el transcurso de una entrevista televisiva concedida a Tele 5 el pasado lunes que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere blindarse y también a los suyos y "tener a la oposición en la cárcel, como en Nicaragua". "Eso es lo que están pretendiendo: Hay que destrozar a la oposición porque en las dictaduras no puede haber ni oposición. Hay que matar también a la oposición porque yo me he de perpetuar, no sé con qué proyecto porque Sánchez no ha hecho nada bueno por España", estoy convencido de que la cárcel a la que alude Ayuso de amor no es, pero tampoco es una prisión real sino, como decíamos, una metáfora de un modo de hacer las cosas desde el Gobierno de España que no sólo le chirrían a Ayuso -muchos pensamos lo mismo- pero que ella verbaliza con ese desparpajo que la caracteriza y que, sin duda alguna, es parte de la clave de su éxito electoral en Madrid.

 

En fin, volviendo la mirada hacia nuestra tierra, aunque no me he podido resistir a hablar de Ayuso porque, debo reconocerlo, me gusta su frescura y su falta de complejos a la hora de defender sus ideas, en la Comunidad Valenciana hemos tenido una buena noticia: el anuncio que ha realizado Volkswagen el pasado miércoles, a través de un vídeo difundido por Wayne Griffiths, presidente de SEAT y Cupra, de que finalmente la macro factoría de baterías para coches eléctricos de la multinacional alemana se instalará en Sagunto. Gracias a unas más que generosas ayudas públicas, añado yo sin ánimo de aguar la fiesta.

 

Me alegro sinceramente a que nuestros vecinos valencianos reciban esa inversión que redundará en la creación, directa e indirecta, de miles de puestos de trabajo y en la generación de riqueza para esa provincia. Pero echo de menos que el Consell no ponga el mismo empeño cuando se trata de recabar inversiones para la provincia de Alicante.

 

Ahora mismo, precisamente, nuestras dos principales ciudades, Elche y Alicante, se encuentran inmersas en una competición con otras ciudades de España para intentar conseguir ser sede de la Agencia Espacial Española y de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial respectivamente. No digo que en este caso la Generalitat no se haya implicado, pero no observo el mismo entusiasmo que si las candidatas fueran Valencia o incluso Castellón.

 

El Ayuntamiento de Elche está poniendo un gran empeño para que nuestra ciudad logre su objetivo. Espero que lo consiga (y que Alicante también logre el suyo). La competencia es dura, pues se han presentado candidaturas muy potentes en toda España, pero quién sabe, igual conseguimos darle un disgusto a Valencia y liberarnos, por una vez, de la “cárcel de amor” en la que ésta nos mantiene prisioneros.

 PARCHIS, CHIS, CHIS.

Publicado en Diario Información el 5 de noviembre de 2022.


Esperando a Godot

 

Parchis, chis, chis


La semana que está a punto de concluir ha sido terrorífica. No me refiero a la situación política y económica de nuestro país, ni al menosprecio por parte de “Madrid” y de “Valencia” hacia la provincia de Alicante, aunque eso, y perdonen la expresión, sí que acojona. Me refiero a la moda, que recuerden que es importada, aunque se ha popularizado tanto que ya parece una arraigada tradición autóctona, de celebrar el “Halloween”. ¡Cómo va a ser una tradición nuestra si no sabemos ni pronunciarlo! ¡Con lo fácil que es decir Todos los Santos o “Tots Sants”!

 

En cualquier caso, cabría comentar como curiosidad que originariamente Halloween era una antigua festividad celta, que se celebraba en las Islas Británicas y en el norte de Francia, conocida como “Samhain”. Ese día las gentes encendían hogueras y se disfrazaban para ahuyentar a los malos espíritus. Cuando en el siglo VIII el Papa Gregorio III fijó el día 1 de noviembre como el consagrado a honrar a todos los santos y la memoria de nuestros difuntos, en los países anglosajones, al albur de la tradición celta que habían venido celebrando, se incorporaron a la fiesta cristiana algunos elementos propios que eventualmente devinieron en lo que hoy en día conocemos como Halloween.

 

La costumbre cruzó el Atlántico a bordo de los barcos que poblaron los EE. UU., especialmente los que transportaban emigrantes irlandeses, y por arte de birlibirloque, o más bien por la influencia de Hollywood y su potente industria de entretenimiento, hizo el viaje de vuelta para quedarse entre nosotros y desterrar a los huesos de santo y a Don Juan Tenorio. Esperemos que no estemos pronto celebrando el Día de Acción de Gracias, porque una muy buena amiga mía que trabaja para una multinacional ya me ha comentado que su empresa lo va a introducir como estrategia de mercadotecnia.

 

Si eso llegara a producirse yo, que como les he comentado en numerosas ocasiones soy un gran amante de la cultura y las costumbres de la Antigua Roma, pasaré a celebrar la “Fiesta de las Lemuria”, un ritual que tenía lugar los días 9, 11 y 13 de mayo y que, supuestamente, fue instituido por el propio Rómulo para expiar el asesinato de su hermano, durante el que el “Pater Familias” se levantaba a medianoche y tras purificar sus manos arrojaba alubias negras para que los espíritus se reunieran, al tiempo que los exorcizaba con las palabras “Haec ego mitto; his redimo meque meosque fabis” (Lanzo estas habas y con ellas me salvo a mí y a los míos).

 

Claro que, hablando de costumbres autóctonas, qué duda cabe que sí hay una que hunde profundamente sus raíces hasta lo más hondo de nuestro más rancio acervo patrio, ésa es la de reunirnos en familia, con nuestros hijos, para jugar a la oca, al parchís o a cualquier otro juego de mesa. Me he alegrado profundamente al conocer este dato, porque yo estaba convencido de que los hijos de los españoles, especialmente a partir de su etapa preadolescente, abjuraban de la compañía paterna a favor del móvil, el ordenador o las consolas, pero no, la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha puesto un hálito de esperanza en el corazón de muchos padres cuando el pasado día 31 de octubre afirmó, refiriéndose al líder de la oposición que (sic.) “Miren, en estos días de puente seguro que hay muchas familias jugando con sus hijos y sus hijas al parchís, o a otros juegos de mesa. Feijóo ha demostrado que con él no se puede jugar ni a un parchís, porque no respeta las reglas del juego. Y, por tanto, queda desacreditado, desde luego ante la opinión pública, pero yo entiendo que también ante una parte de su electorado.”

 

No voy a realizar un análisis político de la frase de la ministra, más allá de comentar que el parchís es un juego inocente, en el que lo único que se matan son fichas, no como en la ruleta rusa que practicaban otros con los secuestrados; es lo que tiene resaltar aspectos de la historia que ocurrieron hace ochenta años y olvidar otros que ocurrían hace poco más de diez. Tampoco voy a realizar un análisis lingüístico de ese enunciado, porque no hay por donde cogerlo: desde comenzar apelando a los ciudadanos con un imperativo, algo muy significativo, pasando por el desdoblamiento del lenguaje completamente ajeno a la morfología del español (“…sus hijos y sus hijas”) o lo de jugar “a un parchís”, en vez de “al parchís”.

 

Hablando de hechos acaecidos hace ochenta años, el PSOE de Elche, empeñado en hacer un seguidismo absurdo de la política de enfrentamiento que le muestran desde la dirección federal (un error en mi humilde opinión) sigue con su plan de retirar la cruz del Paseo de Germanías. El último episodio de esa historia acaeció en el último pleno cuando, durante el debate de una moción del PP para declarar la cruz Bien de Relevancia Local, la concejal de VOX, Aurora Rodil, dijo que sus abuelos se habían reconciliado, mientras que los nietos y biznietos de los partidos de izquierda querían la guerra, punto en el que el alcalde se molestó e instó al secretario a que la intervención no constara en acta.

 

Mucho se ha comentado el error de Feijóo al citar la novela de George Orwell, 1984 (víd. Esperando a Godot del 20 de julio de 2018), por confundir el titulo del libro con su fecha de publicación. Pero una cosa es confundirse con una obra literaria y otra bien distinta en querer emularla. Se podrá estar de acuerdo o no con lo que diga un concejal durante un pleno (yo he sido concejal y he oído aberraciones, tanto en mi bancada como en la contraria), pero creo que la libertad de expresión está por encima de todo y que no se debe suprimir ninguna intervención de un acta.

 EL APRENDIZ DE BRUJO

Publicado en Diario Información el 29 de octubre de 2022

Esperando a Godot

 

El aprendiz de brujo


Estoy seguro de que todos ustedes conocerán la historia del aprendiz de brujo, un joven que entra a trabajar con un famoso hechicero para aprender el oficio y que, cuando el maestro lo deja solo, encargado de limpiar la mazmorra en la que practica sus sortilegios, no se le ocurre otra cosa que encantar una escoba para que realice el trabajo por él, con funestas consecuencias, ya que el joven mago no encuentra la fórmula para detenerla una vez que cobra vida.

 

El aprendiz intenta desactivar la escoba partiéndola con un hacha, pero cada una de las astillas resultantes cobra vida propia y éstas empiezan a vaciar el agua de los baldes preparados para la limpieza; cuando el brujo vuelve y observa lo ocurrido deshace el hechizo, indicando a su pupilo que sólo un mago experimentado debe invocar a espíritus tan poderosos.

 

Qué duda cabe de que quien más ha contribuido a popularizar esta leyenda ha sido la factoría Disney, pero quizás algunos no sabrán que esos conocidísimos dibujos animados del ratón Mickey están basados en un poema del excelso escritor alemán de finales del siglo XVIII y principios del XIX Johann Wolfgang von Goethe, escrito en 1797 y titulado, precisamente, "Der Zauberlehrling" (El aprendiz de brujo).

 

Pero no es la magnífica balada de Goethe la primera obra literaria en la que se describe el mito del aprendiz de brujo. De hecho, existe un precedente de un sirio del siglo II a. C., Luciano de Samosata, que escribió toda su obra en griego antiguo. En concreto, en una de sus sátiras que en latín se transcribió como “Philopseudes” (Amante de las mentiras), ya se hablaba de fenómenos sobrenaturales similares. También hay varias transcripciones apócrifas medievales de relatos del poeta romano Virgilio en las que aparecen historias semejantes.

 

Posteriormente, pero antes de que se hiciera mundialmente conocido gracias a “Fantasía”, la producción de Walt Disney a la que me refería anteriormente, el mito ha sido empleado para inspirar obras tan dispares como “El Manifiesto Comunista” (1848), de Karl Marx y Friedrich Engels, en el que comparan la sociedad burguesa moderna con "el hechicero que ya no es capaz de controlar los poderes del mundo inferior al que ha invocado con sus hechizos", o el poema sinfónico basado en las estrofas de Goethe que compuso Paul Dukas en 1897.

 

Sea como fuere, lo que supone un hecho incontrovertido es que mitos como el del aprendiz de brujo, igual que otros como “Fausto”, un drama del propio Goethe, su mejor obra y una de las cumbres de la literatura universal, son constantes atemporales. A decir verdad, la expresión “aprendiz de brujo” ha pasado a ser un adagio popular para referirnos a las personas que, sin una formación adecuada, pretenden extender su magisterio sobre otros que dominan mejor la materia en cuestión.

 

Estos aprendices de brujo no supondrían peligro alguno si sus fechorías se circunscribieran al ámbito de la ficción o al de temas de menor importancia. Pero la política patria, convulsa donde las haya, está generando demasiados personajes a los que se podría catalogar bajo ese epígrafe y que se dedican a legislar sobre materias que son de una importancia capital para el futuro de nuestra nación, como por ejemplo la educación.

 

Se han vertido ríos de tinta sobre lo absurdo de los sucesivos cambios legislativos en esa materia, algo menos sobre el último y más incomprensible de todos, el que representa la inefable LOMLOE, pero poco se habla de las personas que, con su trabajo diario, consiguen que, a pesar de los políticos, los centros educativos de nuestro país sean un espacio de convivencia y de formación de gran calidad: nuestros maestros y profesores.

 

Precisamente esta semana, dentro de las funciones que tengo atribuidas en mi trabajo como inspector de educación, visité uno de ellos, el CEIP Reyes Católicos, de Guardamar. Estuve hablando largo y tendido con la directora, una mujer que vive la educación con gran pasión, y tuve la fortuna de poder recorrer el centro y hablar con algunos de los maestros que prestan servicio en él y que me explicaron sus proyectos y sus formas de trabajar: las maestras de inglés en su aula, dos maestros de primaria, jóvenes, con muchas ganas y con unas ideas innovadoras, pero no estrafalarias como parece estar de moda, y las maestras de infantil, vocacionales donde las haya y que además me invitaron a café mientras departíamos durante su descanso. No es por dar envidia, pero trabajar así no tiene precio.

 

Además, el CEIP Reyes Católicos está de celebración. Este año cumple su quincuagésimo aniversario. El centro comenzó su andadura en 1972, en unas instalaciones adecuadas a la Ley General de Educación de 1970 (la de la EGB y el BUP), sobre las que se han realizado diversas adecuaciones hasta el día de hoy, en el que el colegio cuenta con unas modernas y magníficas dependencias, ubicadas además en un marco incomparable de la bonita localidad de Guardamar del Segura.

 

Como es lógico, la comunidad educativa del colegio va a celebrar la efeméride como se merece. Desde principio de curso se han organizado diversas actividades, dirigidas especialmente a los alumnos, pero también habrá un acto para toda la comunidad educativa, la actual y la que ha pasado por el CEIP Reyes Católicos a lo largo de estos cincuenta años, el próximo día 4 de noviembre, a las seis de la tarde. Yo también he sido invitado, lo que supone para mí un gran honor y una alegría. Muchas gracias a todos, es un placer trabajar junto a vosotros y aprender tantas cosas cada vez que visito vuestro colegio.

 EL TOCOMOCHO Y LA ESTAMPITA

Publicado en Diario Información el 22 de octubre de 2022

Esperando a Godot

 

El tocomocho y la estampita


Creo recordar que en alguno de los episodios de esta serie de artículos nos hemos referido a las magníficas novelas picarescas que se escribieron en España en el siglo XVII, aunque la primera de ellas, y una de las mejores, fue “El Lazarillo de Tormes”, publicada en 1554. Este subgénero literario tuvo una gran importancia en el devenir de nuestras letras, pues los relatos que vieron la luz en este período están considerados como los grandes precursores de la novela moderna.

 

Esa picaresca española, que ya se vio reflejada en la literatura de nuestro Siglo de Oro, ha tenido una continuidad no sólo de forma impresa, sino que el cine también se ha hecho eco de esa tradición, propia de nuestro carácter. Dignos herederos precisamente de ese acervo son Tony Leblanc y Antonio Ozores en la película que ambos protagonizaron en 1959 con el título de “Los tramposos”.

 

En ese largometraje, dirigido por Pedro Lazaga y en el que también participaron otros actores de la talla de Concha Velasco, José Luis López Vázquez y Laura Valenzuela, se nos narra la historia de Paco y Vigilio, dos estafadores de un Madrid que empezaba a generar una gran actividad económica y que atraía una pléyade de trabajadores de toda España, pero que también estaba plagado de delincuentes que se movían a sus anchas en ese medio.

 

Los protagonistas se ganan la vida a base de timos como el de la “estampita” o el del “tocomocho” con los que desplumaban a los incautos que se ponían a su alcance. Estos dos timos clásicos son muy característicos de nuestra particular forma de ser, puesto que en ellos la víctima, fruto de la codicia y actuando de mala fe, cree ser la que engaña al timador, cuando es al contrario. El tocomocho consiste en la venta de un supuesto billete de lotería premiado a un precio inferior al de la cantidad ganada, alegando motivos de urgencia en la obtención del dinero. En la estampita una persona, que se finge discapacitada, asegura poseer gran cantidad de billetes de alto valor y pide cambiarlos por moneda más fraccionada. Un gancho, conchabado con el supuesto discapacitado, pincha a la víctima para que complete el intercambio.

 

Pensarán ustedes que estos timos eran propios de una España subdesarrollada que salía de la posguerra y en la que la necesidad y la falta de educación de la población, especialmente la que provenía del mundo rural para dotar de mano de obra a las grandes ciudades como Madrid, creaban el caldo de cultivo adecuado para que la gente picara con trucos tan elementales. Pero, si realizan una búsqueda rápida en Google poniendo “tocomocho y estampita”, verán como aparecen noticias recientes en las que algún pringado ha sido víctima de los modernos imitadores de Tony Leblanc y Antonio Ozores.

 

Sería muy fácil, hecha esta introducción que espero que les haya resultado amena, cargar ahora contra el Ayuntamiento de Elche y su particular tocomocho de bonos de todo tipo (consumo, patinetes, electrodomésticos y vuelta de nuevo al consumo), o meternos con nuestro Alcalde por hacer suya la subida de las pensiones (insostenible, aunque resulte antipático decirlo), o incluso criticar a la oposición, por no ejercer como tal ni en un caso, ni en otro, ni prácticamente en ningún aspecto de la vida municipal. Ni siquiera les voy a hablar del timo de la estampita que supone prometer infraestructuras e inversiones para Elche de una importancia capital, pero que dependen de otras administraciones y que probablemente jamás lleguen a ejecutarse.

 

No, no lo voy a hacer. Simplemente les voy a relatar, a modo de ejemplo paradigmático de cual es la situación en España, las cuotas que los autónomos, pilar de una economía como la nuestra, basada en la microempresa y en los trabajadores por cuenta propia, satisfacen en comparación con los países de nuestro entorno y así ustedes mismos podrán concluir si el tocomocho y la estampita son timos del pasado o los seguimos padeciendo a diario gracias a nuestros ínclitos gobernantes.

 

El ejercicio actual, en tanto no se aplique la modificación pactada a partir de 2023, la cuota de los autónomos en España se sitúa entre los 294 euros mensuales por la base mínima de 960’80 euros, hasta los 1.266’66 euros mensuales para el que cotice por la base máxima que se sitúa en 4.139’40 euros. En Portugal tienen un modelo de cotización proporcional a sus ingresos, pero la cuota de autónomos oscila entre los 20 euros de mínima para las personas sin ingresos hasta un máximo de 1.138€ para los que más facturan, estando exentos de cuota durante el primer año de actividad.

 

En el Reino Unido, los autónomos que ingresen entre 7.800 y 9.600 euros, aproximadamente, al año pagan unos 15 euros al mes. Los que ganen más de esa cantidad y hasta 60.000 euros pagan el 9% de sus ingresos y un 2% suplementario por los emolumentos que excedan esa cantidad. Los que tenga ingresos por debajo de 7.800 euros no tendrán que satisfacer cuota alguna. Los autónomos franceses abonan en función de su facturación que varía entre el 14,5% (si facturan menos de 7.000 euros al año) y el 48% (en caso de que los ingresos superen los 80.000 euros anuales).

 

¿Le podemos llamar timo?

 LAS AVENTURAS DE LOS CINCO

Publicado en Diario Información el 15 de octubre de 2022


Esperando a Godot

 

Las aventuras de los cinco


“Los cinco” o “The Famous Five”, en su versión original en inglés, son un grupo de niños, protagonistas de la famosa serie de novelas infantiles con ese título, que corren las aventuras que a la mayoría de los jóvenes les gustaría vivir, al menos si son ingleses de mediados del siglo XX, en un mundo de cerveza de jengibre y bocadillos de jamón, de York, por supuesto. Los personajes son dos niños, Julián y Dick, un perro, Tim, y dos niñas, Ana y Jorgina, aunque ésta última se hace llamar Jorge, puesto que quiere ser un chico y odia que la llamen por su verdadero nombre.

 

Las novelas de los cinco fueron escritas entre los años cuarenta y sesenta del siglo pasado por Enid Blyton (1897-1968), una prolífica y celebérrima escritora británica de relatos, poemas, obras de teatro y libros educativos para niños. La mayor parte de la obra de ficción de Blyton está compuesta por historias de misterio y aventuras, como la popular serie de relatos que da título a este artículo.

 

Su vocabulario y su prosa eran simples y muy accesibles para lectores noveles, lo que facilitaba la lectura para los niños, pero ese estilo también le granjeó algunas críticas por lo estereotipado de sus personajes y sus ingenuos puntos de vista. A pesar de ello, su popularidad entre los pequeños lectores no ha disminuido; se siguen reeditando sus libros y, a principios de este siglo, sus relatos habían sido traducidos a noventa idiomas y vendido más de 400 millones de ejemplares.

 

Yo también leí de chaval un montón de libros de Los Cinco y me gustaban, aunque ahora me resulten un pelín cargantes y de una moralina un tanto rancia; o eso pensaba yo hasta leer y escuchar ciertos comentarios la semana pasada respecto a los, no sé cómo calificarlos, lo dejaremos en incidentes acaecidos la semana pasada en un colegio mayor de Madrid.

 

Si me atuviera a lo políticamente correcto, a renglón seguido debería realizar un alegato en defensa de la igualdad entre hombres y mujeres y pedir un castigo ejemplar para los jóvenes que protagonizaron los hechos que todos conocemos. Pero no es esa mi intención. Lo que quiero intentar es analizar los motivos que han llevado a que unos gritos, absolutamente desafortunados e impropios de unos estudiantes universitarios de 2022 (vaya eso por delante), se hayan elevado a una cuestión casi de seguridad nacional, puesto que han requerido de la intervención del Defensor del Pueblo, la Fiscalía de Madrid, varios ministros, el líder de la oposición y hasta el mismísimo presidente del Gobierno.

 

Quizás en este caso, la cuestión que cabría analizar es por qué el vídeo de una absurda “tradición” se hizo público justamente la semana pasada y por qué abrió los telediarios nacionales, cuando más tarde se ha sabido que existen imágenes similares de muchos años atrás y nunca a nadie se le ha ocurrido hacerlas públicas, al menos con la profusa difusión con que se ha hecho esta vez. Analicemos la semana.

En primer lugar, poco antes de que se difundieron las imágenes del Elías Ahuja, se supo que los ministros y el presidente del Gobierno se habían subido el sueldo para el próximo año un 4%, medio punto por encima de lo que va a subir el de los funcionarios y en un porcentaje mucho mayor de lo que lo va a hacer el de la “clasemediatrabajadoradestepaís”, como reza el mantra que tan bien se han aprendido todos los cargos y cargas del PSOE. Imagino que, en el actual contexto económico, habrá alguna explicación que dar para este incremento de sus emolumentos, más allá de condenar los ritos iniciáticos de unos púberes.

 

Claro que lo de la subida de sueldo del Gobierno, reflejado en el anteproyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) no es lo peor que aparece en ese documento, especialmente para la provincia de Alicante y, muy especialmente, para Elche. Parece ser que Pedro Sánchez hizo caso a Ximo Puig cuando éste último dijo que se debería penalizar a las comunidades autónomas que rebajaran los impuestos. Dit i fet, Ximo, Pedro ha escuchado e interiorizado tu argumento a la perfección, pero cebándose con Alicante, última provincia de España en asignación de los PGE per cápita.

 

Esta infrafinanciación de la provincia supondrá que en Elche no se ejecuten proyectos imprescindibles, como la finalización de la Ronda Sur o la conexión del cercanías desde la estación del AVE en Matola hasta el aeropuerto, con conexiones en el Parque Empresarial e IFA. Todo ello unido a que Ximo, aparte de cabrear a Sánchez, nos está tomando el pelo con lo de los 43 millones de los terrenos de la universidad.

 

Valoren ustedes ahora la prioridad que los medios dan a las noticias, pero si ponemos en una balanza el comportamiento de los jóvenes cabestros del colegio mayor y el trato que nos dispensan desde Madrid y desde Valencia, yo a los primeros los dejaba dos días sin postre y les encargaba una redacción; a los segundos…

 DEL PUENTE A LA ALAMENDA Publicado en Diario Información el 8 de julio de 2023 Esperando a Godot   Del puente a la alameda   ...