LAS SIETE PARTIDAS

Publicado en Diario Información el 22 de abril de 2022


Esperando a Godot

 

Las siete partidas

 

El pasado miércoles, 13 de abril, se publicó en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto 270/2022, que modifica el Reglamento de ingreso, accesos y adquisición de nuevas especialidades en los cuerpos docentes. En síntesis, para no aburrirles con tecnicismos, la norma publicada en el BOE recoge dos grandes novedades. La primera es un pequeño ajuste de las condiciones que rigen las convocatorias de acceso a la función pública docente, cuyo aspecto principal es primar la experiencia del opositor. La segunda regula una convocatoria extraordinaria, que se producirá una única vez, destinada a reducir la alta tasa de temporalidad en el empleo que existe entre los docentes de la enseñanza pública.

 

Esta última cuestión es la que más polémica ha suscitado, en especial porque los medios de comunicación, muy proclives a simplificar cualquier tema, han trasmitido la idea de que esa convocatoria será algo parecido a otorgar la categoría de funcionario a todo aquel maestro o profesor que haya ejercido como interino en los últimos años. Vaya por delante que yo no estoy de acuerdo con la forma en que este Real Decreto plantea esta vía de acceso. Aunque me lluevan las críticas de algunos compañeros de profesión, considero que el Gobierno se ha plegado a los sindicatos (tanto monta, monta tanto) y ha hecho un traje a medida de las pretensiones que éstos habían exhibido los últimos años.

 

Para los que no sean del gremio y sólo hayan oído la noticia en la televisión, les explico que esa convocatoria única consiste en un concurso de méritos (en lugar de un concurso-oposición, como es habitual) en el que se valorarán la experiencia docente (hasta siete puntos), la formación académica (hasta tres puntos) y otros méritos (hasta cinco puntos), epígrafe en el que deberán otorgarse 2’5 puntos por cada oposición aprobada sin plaza en convocatorias anteriores. En mi modesta opinión, todas las condiciones expuestas, salvo la última, sin mediar una prueba objetiva que garantice los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, prostituyen los valores que deben regir el acceso a la función pública.

 

Con todo, lo que más me ha llamado la atención del Real Decreto ha sido su exposición de motivos. Para los que no estén familiarizados con la “literatura” normativa, las disposiciones a partir de cierto rango suelen venir precedidas de esa exposición de motivos. En concreto, en el que nos ocupa, el legislador resalta la importancia de los docentes en el sistema educativo, cosa de agradecer, utilizando para ello una cita de Las siete partidas, de Alfonso X El Sabio, que define el estudio como “la unión de maestros y escolares hecha en algún lugar con voluntad y acuerdo para aprender conocimientos”.

 

Me llama poderosamente la atención que un Gobierno que, en las sucesivas leyes y decretos que ha venido publicando recientemente en materia educativa, ha otorgado tan poca importancia, precisamente, a la trasmisión de conocimientos, cite ahora Las siete partidas, una eminente obra jurídica del Siglo XII fundamentada en el derecho romano de Justiniano. Puestos a citar, yo recomendaría al legislador que, dentro de la misma obra, prestara atención a su Título VII, dedicado a las falsedades, que comienza así: “Una de las grandes maldades que home puede haber en sí es facer falsedat; ca della se siguen muchos males et grandes daños á los homes. Onde pues que en los títulos ante fablamos de las trayciones, et de los aleves et de los enfamados, queremos aqui decir de las falsedades que los homes facen que son muy allegadas á la traycion et a las otras cosas que dichas habemos”.

 

Hablando de falsedades, el Gobierno aduce la necesidad de reducir la temporalidad entre el profesorado, algo imprescindible para asegurar la continuidad de los proyectos de los centros para garantizar una enseñanza pública de calidad; pero en realidad, lo que tiene en mente es una compra de votos de determinados colectivos, que le saldrá mal, pues es difícil comprar voluntades a largo plazo.

 

Sea como fuere, mientras no se encuentre otro sistema mejor, la oposición es el menos malo de los existentes, concediendo, por supuesto, que quizás se deba replantear cómo se enfocan esas pruebas y el posterior período de prácticas de los docentes. Muchos, por el contrario, argüirán que aprobar una oposición no demuestra que uno sea buen o mal profesor. Puede que tengan razón, pero retomando el derecho romano (y un artículo mío de hace muchos años que causó cierto impacto, si me permiten la inmodestia), aprobar la oposición te otorga la potestas, es decir, la capacidad legal para ejercer como profesor. Pero los buenos profesores, como cualquier buen profesional, no se reivindica ante la sociedad utilizando la potestas, sino que lo hace ejerciendo su auctoritas, o sea, reivindicando mediante su trabajo su capacidad moral para hacerlo. De estos últimos, en nuestro sistema educativo, por fortuna, hay muchos. Funcionarios e interinos.


 PASEANDO A MISS DAISY

Publicado en Diario Información el 8 de abril de 2022

Esperando a Godot

 

Paseando a Miss Daisy

 

Como saben ustedes, tengo por costumbre compartir mis artículos en las redes sociales y en un blog que, como haría Francisco Umbral, aprovecho para publicitar (https://dmcevoyb.blogspot.com/). Me gusta hacerlo porque muchas veces recibo retroalimentación mediante las reacciones y los comentarios que los lectores tienen la amabilidad de dejar. En la mayoría de los casos son correctos, aunque no compartan mi opinión. En otras, las menos, son airados. A estos últimos, para que no se llamen a engaño, debo decirles que soy un señor de derechas y que mi opinión concuerda con esa taxonomía. Por lo tanto, me parece perfecto que haya gente que no piense como yo, incluso que me lo digan, si lo hacen con educación.

 

Precisamente, el otro día me encontré con un amigo que cojea del mismo pie que yo y compartimos un café que, como suele ser habitual en España, se convirtió en una charla de un par de horas en la que hablamos de lo divino y de lo humano. Uno de los temas que sacamos a colación fue los últimos acontecimientos políticos, la nueva ejecutiva de Feijóo en el PP nacional y, por supuesto, su contrapunto en el nuevo, aunque no tanto, equipo de Pablo Ruz para intentar asaltar un bastión que la derecha, y una mujer, sólo han conseguido tomar durante cuatro años en Elche. Ni que decir tiene que estas conversaciones de mesa de cafetería son distendidas, hasta el punto de que mi amigo, que conoce a todo Elche y es muy guasón, me comentó que un destacado miembro de la nueva ejecutiva de Ruz le recordaba al protagonista de paseando a Miss Daisy, por haber iniciado su andadura política como chófer de una otrora importante dirigente del partido. No me quiso decir a quién se refería, aludiendo a la manida frase de “se dice el pecado, pero no el pecador”. Bueno, ya lo sonsacaré un día de estos.

 

En cualquier caso, para los que no hayan visto la película “Paseando a Miss Daisy”, les relato que se trata de una producción norteamericana de 1989, adaptada para el cine por Alfred Uhry, basándose en una obra de teatro suya. Ganadora de cuatro Oscar y de tres Globos de Oro, tuvo como protagonistas a Jessica Tandy y Morgan Freeman. La trama se desarrolla en Atlanta, a partir de 1948, cuando una anciana viuda judía, Daisy Werthan, estrella su coche contra el seto del jardín de su vecino. Su hijo Boolie piensa que su madre ya no tiene edad de conducir y contrata a un chófer negro de sesenta años, Hoke Colburn, para que la señora no pierda su autonomía.

 

El largometraje no es más que una comedia entretenida, aunque sí tiene un cierto trasfondo en cuanto a las implicaciones que se pueden inferir de la amistad que surge entre chófer y señora, a pesar de las grandes diferencias de toda índole que existen entre ellos. La una, mujer, blanca, judía, sin problemas económicos y culta; el otro, hombre, negro, analfabeto y pobre. Seguramente, una relectura de la historia que narra la película desde, como se gusta en denominar ahora por ciertos sectores de la izquierda patria, una perspectiva de género, llevaría a la conclusión de que se trata de un producto deleznable por machista y racista. Esos mismos estarían dispuestos a celebrar una “Kristallnacht” en la que ardiera el noventa y nueve por ciento de la literatura anterior al siglo XXI.

 

Lo paradójico es que los mismos que quemarían un libro porque Caperucita está hipersexualizada y el leñador representa la fuerza bruta de la represión heteropatriarcal, no parecen rasgarse las vestiduras cuando oímos noticias como tres que han aparecido en diferentes medios de comunicación esta semana y que me han llamado poderosamente la atención.

 

La primera se refiere a las declaraciones efectuadas por la delegada del Gobierno en Ceuta, una señora que cobra un sueldo público de más de cien mil euros al año, que lamentó el cierre de la frontera entre la ciudad autónoma y Marruecos porque (sic) “En Ceuta, sobre todo las amas de casa estamos deseando que venga la muchacha, te lo digo empezando por mí, que estar trabajando aquí por la mañana y estar de limpieza por la tarde, la verdad es que cuesta”.

 

La segunda estuvo protagonizada por la alcaldesa socialista de Gijón, Ana González, quien con un sueldo inferior a la anterior (casi 69.000 € brutos), se dedica a pergeñar elucubraciones como las que pronunció en un foro del PSOE de Asturias según las que la regidora “…quiere creer que los hombres son seres humanos, y no animales, y que son racionales y no actúan por instintos. Que no son pura explosión fisiológica.”

 

Por último, pero mucho más grave, pues las noticias anteriores no pasarían de anécdotas banales si no hubieran sido pronunciadas en foros públicos por personas que ocupan importantes cargos institucionales, está el turbio asunto que rodea a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra (62.500 € anuales, que se me antojan poco en comparación con las otras dos señoras y sus responsabilidades). La cuestión se encuentra sub iudice, pero existen muchos indicios de que alguien haya emprendido acciones encaminadas a tapar los abusos cometidos presuntamente por el ex marido de Mónica Oltra. Afortunadamente, en nuestro país aún existe la separación de poderes, de modo que los jueces emitirán sus sentencias y todos las tendremos que acatar, sean en el sentido que sean. Otra cosa son las responsabilidades políticas que se hayan de depurar ulteriormente.

 

Si para algunas las “moras” son las chachas, a los hombres se les retira su humanidad, como hacían otros con los judíos, y las menores no tienen credibilidad, por favor, que no venga nadie a darnos lecciones de racismo ni de igualdad de género.

 EÄRENDEL

Publicado en Diario Información el 2 de abril de 2022


Esperando a Godot

 

Eärendel


Debo reconocer que esta semana me ha costado un trabajo ímprobo sentarme ante el ordenador para teclear este artículo semanal; y eso que me había propuesto escribir algo especial para conmemorar que se cumplen cinco años de la aparición de la sección de Esperando a Godot en Diario Información. Pero cuando las musas son reacias, es muy difícil despertarlas, y estos últimos días mi fuente de inspiración es como si hubiera estado de baja, por poner un símil laboral.

 

En cualquier caso, una noticia que he oído en la radio ha despertado mi curiosidad y quisiera compartir con ustedes el motivo en estas líneas. La noticia en cuestión ha sido la del descubrimiento de la estrella más vieja y lejana a nuestro planeta jamás detectada. El hallazgo ha corrido a cargo de científicos norteamericanos, gracias al telescopio Hubble y, como en muchos otros acontecimientos científicos, a la casualidad, puesto que la existencia de un cúmulo de galaxias cercanas que proyectan su luz sobre esta estrella ha facilitado en gran medida su localización.

 

Desde niño, siempre me han fascinado las magnitudes desmesuradas, casi ininteligibles, que se emplean en astronomía. En el caso de esta estrella, cuyo nombre oficial es WHL0137-LS, pero que los científicos han apodado “Earendel”, estamos hablando de un astro que ya brillaba “sólo” novecientos millones de años después del Big Bang y cuya luz ha tardado casi trece mil millones de años en alcanzar nuestra orilla del universo. Eso significa que la luz que nos llega ahora pertenece a una estrella que hace millones de años que implosionó y se convirtió en un agujero negro.

 

No me digan que no les parece fascinante la idea de estar contemplando un objeto que hace muchísimo que no existe, aunque ese lapsus en la percepción de las cosas sea un principio que se da en cualquier objeto. Las palabras que ustedes están leyendo ahora en este periódico no son las que se pueden apreciar impresas en sus páginas, sino la imagen que llega a sus retinas después de viajar hasta ellas a la velocidad de la luz. No se aprecia la diferencia porque, en función de la presbicia de cada uno, sostendrán el periódico o el móvil a escasos cuarenta centímetros de sus ojos. Pero en el espacio, las distancias siderales hacen que la percepción de la realidad varíe radicalmente; por poner un ejemplo que todos entenderán, la luz solar que ahora mismo nos ilumina, es la que partió desde el astro rey hace ocho minutos y veinte segundos. Por lo tanto, el sol que contemplamos no es el sol, sino la imagen del sol de hace exactamente ese tiempo.

 

Con todo, no ha sido el tema de las mareantes magnitudes cósmicas lo único que me ha llamado la atención de esta noticia. También me ha sorprendido gratamente la imaginación, y la cultura, de la que han hecho gala los astrofísicos artífices del hallazgo. Como filólogo, en la especialidad de filología inglesa para más señas, me ha parecido muy ocurrente el nombre de “Earendel”, pues aúna la parte etimológica del término, que viene a significar estrella de la mañana, con el hecho de ser una palabra tomada del inglés medieval, quizás como metáfora de la provecta edad del astro.

 

De vuelta al planeta Tierra, parece ser que este lunes ha habido pleno ordinario en el Ayuntamiento de Elche. Perdonen que cambie radicalmente de asunto, pasando además de un tema absolutamente apasionante a otro terriblemente tedioso, pero es que la percepción de las magnitudes siderales se puede aplicar al enésimo episodio en torno a la Dama de Elche.

 

Al parecer, Compromís, que haciendo gala de sus principios nacionalistas e independentistas había hecho bandera no ya de una cesión temporal del busto íbero, sino de su vuelta definitiva, se desenganchó a última hora de una moción al respecto presentada por el PP y enmendada por ellos mismos; es decir, que votaron en contra de su propia propuesta, con tal de no aprobar la reprobación simbólica del ministro de Cultura, el socialista Miquel Iceta.

 

No sé qué opinaran ustedes al respecto, pero seguro que Carlos González está encantado con los bandazos de sus socios de gobierno municipal, en este asunto y en muchos otros, y que seguramente les granjeará en las próximas elecciones municipales, y también en las autonómicas, un batacazo de dimensiones tan siderales como las de la estrella Earendel, en beneficio casi exclusivo de PSPV.

 DEL PUENTE A LA ALAMENDA Publicado en Diario Información el 8 de julio de 2023 Esperando a Godot   Del puente a la alameda   ...