REMA, REMA, MARINERO

Publicado en Diario Información el 18 de marzo de 2023

Esperando a Godot

 

Rema, rema, marinero


A veces rememoro con agrado y nostalgia mis tiempos de estudiante en la Facultad de Filología de la Universidad de Alicante. También me acuerdo de algunos de mis profesores, sólo de los buenos, puesto que la mente tiene un mecanismo, imprescindible para la salud mental del individuo, consistente en obliterar los malos recuerdos. Uno de esos buenos profesores me dio clase en primero de carrera de la asignatura de Lingüística General.

 

El docente en cuestión era Agustín Vera Luján. El profesor Vera Luján, además de ser un gran conocedor de su materia y un magnífico comunicador, tenía un fino sentido del humor cargado de ironía y sarcasmo; en una ocasión, ante la propuesta de una compañera de celebrar un examen el sábado por la mañana, le espetó una frase que provocó la hilaridad de los cerca de doscientos estudiantes que abarrotábamos el aula: “Mire usted, señorita, yo el sábado por la mañana lo dedico a mi pasatiempo favorito… Tomar cañas con anchoas.”

 

Es obvio que un buen sentido del humor y realizar el trabajo con alegría no está reñido con un currículum brillante. D. Agustín es Doctor en Filología Románica por la Universidad de Bolonia, ha sido investigador asociado en el Departamento de Lingüística de la Universidad de California-Berkeley y profesor en las universidades de Málaga, Alicante y Murcia. Desde 2007 es Catedrático de Lengua Española en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en Madrid. De 1996 a 1999 fue Director Académico del Instituto Cervantes. Ha dirigido, con posterioridad, los centros del Instituto Cervantes de París y de Manchester-Leeds. Desde enero de 2009 es Director Académico y de Investigación de la Fundación Comillas.

 

Pero si bien la frase “de las cañas con anchoas” fue graciosa, a mí la que más me gustó de ese año que tuve la suerte de ser alumno de Agustín Vera Luján, fue la que pronunció al hilo de una explicación de su materia en clase. Acababa de introducir los conceptos de “tópico o tema” y “comentario o rema” cuando otra compañera repitió en voz alta y entonación interrogante “¿Remaaaa?”. La ignorancia de la alumna movió al profesor a responder, con su habitual guasa, “Sí, señorita, ¿no sabe usted aquello de rema, rema, marinero?”

 

Claro que mi compañera de estudios, a esas alturas, debería haber estado más familiarizada con esos conceptos y haber leído los estudios de V. Mathesius de 1939 y los posteriores, en la segunda mitad del siglo XX, de la Escuela de Praga, con especial atención a los del lingüista checoslovaco F. Danes. Esos estudios introdujeron la noción de tema y rema para describir la estructura del enunciado desde un punto de vista informativo, partiendo del supuesto de que en los enunciados puede distinguirse entre estos dos componentes. El tema corresponde a lo que intuitivamente se puede expresar como aquello de lo que se habla, mientras que rema es lo que se dice del tema.

 

En consecuencia, se asocia el tema con la información conocida en un enunciado y rema con la información nueva que se aporta. La aplicación de esta dicotomía a nivel textual ha sido ampliamente explotada por diversos autores, entre los que destacan el ya mencionado F. Danes y B. Combettes, quienes se interesan por el modo en que la información textual va avanzando a partir de la articulación tema-rema, mediante el mecanismo que denominan progresión temática.

 

Lejanos ya en el tiempo aquellos tiempos universitarios, el otro día, paseando por Elche, me topé con un cartel de enormes dimensiones con una foto de nuestro Alcalde, Carlos González, y un lema de “precampaña” (la que el PSOE aseguró que no se iba a producir) que rezaba “Salimos a ganar”, junto al logotipo y las siglas del partido en la esquina inferior derecha, esto último con un tamaño de letra muchísimo más pequeño que lo anterior.

 

Como imagino que este año vamos a acabar todos hasta la coronilla de eslóganes y campañas políticas, si es que no lo estamos ya a estas alturas, deberíamos empezar a analizar estos lemas desde un punto de vista pragmático textual o incluso desde uno sociolingüístico. ¿Quiénes son los protagonistas del sujeto elíptico de “salimos”? ¿Qué van “a ganar” con ello los implícitos e invisibles actantes?

 

No tengo respuesta para esas preguntas, pero las puedo responder por antítesis. Sí sé, como también lo saben ustedes, quiénes no son. No son los trabajadores por cuenta ajena que no llegan a fin de mes. No son los autónomos que algunos meses trabajan a pérdidas tras pagar abusivos impuestos. No son los empresarios a los que tanto les cuesta generar empleo en un paradigma de inseguridad jurídica cada vez mayor. No son los parados ni los “fijos discontinuos”. No son los pensionistas a los que engañan subiendo las pensiones en un contexto de inflación galopante. No son los ciudadanos. Son “ellos”.

 DO YOU SPEAK ENGLISH?

Publicado en Diario Información el 11 de marzo de 2023

Esperando a Godot

 

Do you speak English?


El pasado miércoles el Club Rotary Illice me hizo el gran honor de invitarme para participar en su reunión semanal. En una sociedad como la española en la que, como dijo Antonio Machado, “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”, siempre es un placer poder conversar e intercambiar ideas con personas que se encuentran entre el diez por ciento que se decanta por el pensamiento y la solidaridad, frente a los que se “descuernan luchando por la idea”, siguiendo con la cita machadiana.

 

Durante las dos horas largas que duró el encuentro tuvimos ocasión de hablar del pasado reciente de Elche y sus posibilidades de futuro, que son muchas, un poco sobre la situación política local y autonómica y sobre todo de educación. En ese punto me quedé con cierto regusto amargo, porque todos expresamos opiniones bastante pesimistas, incluido yo, que por razón de mi trabajo como Inspector de Educación quizás debería haberme mostrado más esperanzado sobre el futuro de la instrucción de nuestros niños y jóvenes. El presente, ante la zozobra que provocan los constantes cambios legislativos en materia de educación, no es muy halagüeño, pero confiemos en que este orden de cosas cambie en un futuro no muy lejano.

 

Una de las opiniones que se vertieron y que era absolutamente pertinente fue sobre el fracaso de nuestro sistema educativo en conseguir que la población en general tenga un buen dominio del inglés, hecho que me resulta especialmente frustrante por la parte que me toca, puesto que mi carrera profesional comenzó y se desarrolló durante muchos años en el ámbito de la enseñanza de ese idioma. Efectivamente, España tiene uno de los niveles de conocimiento de inglés más bajos de los países de nuestro entorno.

 

Según cifras facilitadas por Eurostat, el 46% de los españoles en las edades comprendidas entre 25 y 64 años son incapaces de hablar un idioma extranjero, en comparación con el 31% de Portugal, el 33% de Grecia o el 34% de Italia. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre las posibles causas de este retraso. Unos lo achacan al tamaño del país, a su relativamente bajo producto interior bruto y al gran número de personas que hablan español en el mundo. Yo no creo que esas sean las causas pues, a pesar de ser un gran país, el sector exterior tiene un peso económico considerable, nuestro producto interior bruto está entre los mayores del mundo y, a pesar de compartir idioma con gran parte de América, nuestras relaciones comerciales y culturales son más estrechas con los países europeos.

 

Sí es cierto que otros países más pequeños, como Portugal, Grecia y Holanda tienen unas tasas de dominio del inglés muy superiores a la nuestra, pero quizás en ese hecho influyan más cuestiones culturales, como sus sistemas educativos o el hecho de que no sea tan habitual el doblaje a sus idiomas respectivos de películas y series, que el propio tamaño de esas naciones.

 

En cualquier caso, como decía anteriormente al hablar de la educación en España, hay motivos para la esperanza. Estudios recientes realizados entre los más jóvenes han demostrado que entre los estudiantes madrileños de quince años el tanto por ciento de ellos capaces de alcanzar un nivel B de inglés es del 72’5%; entre los catalanes de la misma edad esa cifra sería del 66%. (Ese nivel B se refiere al que establece el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCER), que es el estándar internacional que define la competencia lingüística. Se utiliza en todo el mundo para definir las destrezas lingüísticas de los estudiantes en una escala de niveles desde un A1, nivel básico, hasta un C2, dominio excepcional. Un nivel B1 o B2 es el que poseen aquéllos con un nivel intermedio o intermedio alto de un idioma y que son capaces de comunicarse con la fluidez necesaria sin esfuerzos con los hablantes nativos).

 

Además, el actual presidente del Gobierno es el primero de nuestra historia con un dominio fluido del inglés. Por su edad él ya pertenece a una generación que estudió a partir de 1972. Hasta esa fecha, en los colegios españoles el idioma extranjero mayoritario era el francés. Ahora el inglés es prácticamente hegemónico. Lo calamitoso es que Pedro Sánchez utilice sus habilidades en cualquier lengua más para embestir que para pensar. El otro día, por ejemplo, en vez de ausentarse del Congreso de los Diputados durante el debate sobre la reforma de la llamada “Ley del sólo sí es sí”, podía haber acudido a defender su postura. Esa ausencia, por cierto, a cualquier otro diputado le habría costado una sanción disciplinaria y económica por parte de su grupo. ¿Se la aplicarán a él?

 

En el ámbito local, desconozco la competencia lingüística de nuestro alcalde en otros idiomas distintos del español (ni creo que sea un hecho relevante para el desempeño de su cargo), pero a la vista del panorama que puede devenir tras las elecciones del 28 de mayo, creo que debería ir aprendiendo valenciano.


 LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS

Publicado en Diario Información el 4 de marzo de 2023

Esperando a Godot

 

Los renglones torcidos de Dios


Torcuato Luca de Tena (1923-1999) escribió la interesante novela que da título a este artículo en 1979. En ella, Luca de Tena, cuyo apellido les sonará por ser el nieto del fundador del Diario ABC, con el que comparte nombre y apellido, desvela una interesante trama relacionada con el tema de la salud mental. Para documentar su redacción, el propio autor convivió durante una temporada con los internos de una institución mental.

 

La trama de la novela se basa en la historia de Alice Gould, o Alicia de Almenara, una mujer que ingresa de forma voluntaria, o eso afirma, en un manicomio para investigar un asesinato cuyo autor se encuentra entre los internos. Pero según se van desarrollando los acontecimientos al lector le asalta la duda de si su ingreso es realmente voluntario o se trata de una enferma paranoide con una inteligencia tan asombrosa que es capaz de engañar a los propios psiquiatras. A todos menos a uno, que sostiene el diagnóstico de la protagonista a lo largo de la obra en contra de la opinión de sus colegas.

 

El desenlace tiene un giro sumamente inesperado que no les voy a desvelar para no destriparles la lectura (que es como se ha dicho toda la vida del señor a lo que ahora llaman hacer “spoiler”). Lo que sí les diré es que mi aproximación a esta obra no ha sido a través de la lectura, sino de la película basada en la novela y estrenada en 2022; dirigida por Oriol Paulo e interpretada por un elenco de actores españoles me pareció magnífica cuando la vi: tiene ritmo, mantiene el interés del espectador a lo largo de todo su metraje y está muy bien resuelta. Muy diferente, desde luego, al típico cine español subvencionado y bodrio.

 

Las novelas y las películas que tratan sobre la salud mental (como la que les acabo de mencionar y otras muy conocidas como Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), Rain Man (1988), El príncipe de las mareas (1991), Mejor… imposible (1997) o Una historia casi divertida (2010)) siempre nos causan una profunda impresión, quizás porque somos conscientes de lo inescrutable de los mecanismos de la mente, lo que nos hace concluir que cualquiera de nosotros, por mucha fortaleza mental que crea poseer, puede caer en la locura.

 

Sin ánimo de recurrir a tópicos ni buscar alarmismos que en muchos casos crean y retroalimentan los propios medios de comunicación, sí es cierto que, por ejemplo, en los centros educativos -hecho que conozco de primera mano por mi profesión de Inspector de Educación- los casos de autolesiones y conductas autolíticas entre niños y adolescentes han crecido exponencialmente en los últimos años. Un caso paradigmático ha saltado esta misma semana a la opinión pública a raíz de la dimisión del equipo directivo de un instituto de Mislata (Valencia) por sentirse imposibilitado de atender al numeroso grupo de estudiantes aquejados de problemas mentales allí matriculados con los escasos recursos facilitados por la Administración.

 

 

 

Tras convertirse en mediático, a las carencias de este instituto se les ha dado una solución momentánea, pero no así al resto de centros, muchísimos en condiciones mucho más precarias, que hacen lo que está en sus manos sin protestar para atender a su alumnado aquejado de problemas mentales. La cuestión es que cuando ocurre alguna desgracia, como también se ha conocido recientemente en la localidad barcelonesa de Sallent, todo el foco reprobatorio se sitúa sobre el centro educativo, sin tener en cuenta ni sus circunstancias ni las de las víctimas con un mínimo de rigor y objetividad.

 

Estos hechos que se vienen repitiendo en la escuela no son culpa de los profesores sino un reflejo de una sociedad enferma. Todos los días nos desayunamos con noticias que nos mueven a pensar que vivimos en un país de auténticos locos. El último escándalo ya es de un calado tal que en cualquier país democrático haría tambalearse los cimientos del Gobierno. Me refiero al conocido como “Caso del Tito Berni”.

 

Se trata de una historia sobradamente conocida, pero les resumo: Madrid, 21 de octubre de 2020. Quince diputados del PSOE, de los que sólo ha trascendido el nombre del cabecilla, Juan Bernardo Fuentes Curbelo, Diputado por Las Palmas, se citan a cenar en un restaurante de lujo rompiendo las normas de confinamiento impuestas en la capital entonces. Hasta ahí los hechos totalmente objetivos.

 

Las sospechas, incluyendo fotos que se han filtrado, hablan de una trama corrupta que beneficiaba a determinados empresarios a cambio de “favores” pecuniarios y en especie, entre los que se incluían prostitutas y cocaína, presuntamente. Las especulaciones están subiendo de tono por la negativa del partido a desvelar la identidad de los diputados que participaban en estos festejos; algún digital apunta incluso a que uno de ellos podría ser de Elche. Espero que no sea verdad, lo digo con rotunda sinceridad.

 

Todo muy edificante, verán como al final le echan también la culpa a la escuela.

 DEL PUENTE A LA ALAMENDA Publicado en Diario Información el 8 de julio de 2023 Esperando a Godot   Del puente a la alameda   ...