QUOD SCRIPSI, SCRIPSI
Publicado en Diario Información el 3 de junio de 2023
Esperando
a Godot
Algunos eruditos y estudiosos han intentado argüir a
lo largo de los años que el juicio de Jesús que se narra en los Evangelios no
es sino una creación literaria desprovista de cualquier verosimilitud
histórica. Sin embargo, otras investigaciones más recientes basadas en prospecciones
arqueológicas llevadas a cabo en lo que fue el palacio de Herodes el Grande, y
posteriormente el pretorio romano donde residía el gobernador, Poncio Pilato,
cuando se encontraba en Jerusalén, han sacado a la luz el litóstrotos o gábata
(en griego y hebreo, respectivamente, el pavimento enlosado que cubría el suelo
del tribunal y de acceso al palacio) que se describe en la Biblia (Juan 19:13).
Poncio Pilato, del que no cabe duda de que fue un
personaje histórico, siempre ha sido una figura controvertida que ha dado juego
para su recreación literaria e incluso cinematográfica, con enfoques tan
variopintos como el que le dieron los Monty Python en “La vida de Brian”
o el que tuvo en “La pasión de Cristo” de Mel Gibson: tan pronto representado
como la víctima desventurada de maquinaciones que escapan a su control, como un
villano despiadado.
Lo que sí es cierto es que Poncio Pilato, a pesar de
ser un mercenario pusilánime, tuvo la osadía de negarse a acatar la petición de
los sumos sacerdotes de cambiar el título que había ordenado grabar sobre la
cruz de Jesús con una frase lapidaria que ha sido muy utilizada posteriormente:
Quod scripsi, scripsi. Los versículos de las Sagradas Escrituras
en los que se narra el episodio (Juan 19:19-22) dicen: “Pilato mandó que se
pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de
Nazaret, Rey de los judíos». Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio
en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba
escrito en arameo, latín y griego. —No escribas “Rey de los judíos”
—protestaron ante Pilato los jefes de los sacerdotes judíos—. Era él quien
decía ser rey de los judíos. —Lo que he escrito, escrito queda —les
contestó Pilato.”
Efectivamente, lo escrito, escrito queda. Por eso hay
que ser muy cauto cuando se vierten opiniones, sobre todo cuando con esas
opiniones se puede poner en tela de juicio un organismo público como el Centro
de Investigaciones Sociológicas (CIS) como consecuencia del sectarismo
siniestro de su presidente, José Félix Tezanos. Ya nadie se fiaba de las
encuestas del CIS, pero las previsiones que ha hecho en esta ocasión, acaso
para intentar paliar la debacle que se barruntaba para su jefe, Pedro Sánchez,
han sido demasiado groseras y sesgadas. Máxime cuando nos hemos podido dar
cuenta de que en realidad sí manejaban datos fiables (contrariamente a lo que
publicaron); porque nadie puede creer que Pedro Sánchez tomara la decisión de
convocar elecciones generales la noche del domingo. Lo cierto es que Moncloa
manejaba cifras reales de la hecatombe socialista y podemita con semanas de
antelación y este plan ya se barajaba en caso de que los resultados al final
fueran tan desastrosos para ellos como lo han sido.
Por el contrario, la consultora privada GAD3, una
empresa dedicada a la investigación social y la comunicación, con sede en
Madrid y Bogotá y presidida por Narciso Michavila, ha hecho una labor magnífica
y prácticamente, como se suele decir, “ha clavado los resultados”. Yo, modestamente
y si me disculpan la petulancia de citarme a mí mismo, hice también un
pronóstico, basado en los datos de participación de la serie histórica para las
elecciones autonómicas de la Comunidad Valenciana y de Elche (víd. El
lenguaje de los místicos, publicado en esta misma sección el pasado día 23
de abril). A un mes de las elecciones, me arriesgué a decir que en la Comunidad
Valenciana era muy probable el triunfo de la derecha, mientras que en Elche era
más difícil, pero posible con un alto índice de participación, como así ha
sucedido.
De hecho, en Elche la participación ha sido de récord
(el 65’92% frente al 59’64% de 2019). El PSOE, al contrario que en la mayoría
de las poblaciones, ha aumentado el número de votos en casi seis mil, pero es
que el PP, segundo partido más votado a escasa distancia de los socialistas, ha
llegado a cosechar catorce mil sufragios más; si a eso le añadimos el magnífico
resultado de VOX, con casi trece mil papeletas, llegamos a la cifra total de,
en números redondos, 55.000 apoyos para la derecha en Elche, superando los
49.000 de 2011, aunque en aquella ocasión fueron todos del PP, que obtuvo la
mayoría absoluta.
Una buena amiga me comentaba el otro día que había oído a un adolescente en el instituto decirle a otro que en Elche habíamos votado mal y por eso había ganado las elecciones la derecha. Yo se lo he oído decir también a adultos hechos y derechos, víctimas de la intolerancia más atroz. Pero lo peor es que Pedro Sánchez también lo cree y, en su magnanimidad nos da otra oportunidad para votarle en pleno verano. Estaremos en el chiringuito e iremos a votar: “¿A quién preferías, a Jesús o a Barrabás?” dirá Sánchez. “No haber preguntado”, le diremos los votantes cuando nos espeten eso de “habéis votado mal”.
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