EN UNA ESTACIÓN DE METRO
Publicado en Diario Información el 5 de febrero de 2022
ESPERANDO A GODOT
En una estación de metro
No sé si habrán oído hablar alguna vez del poeta norteamericano Ezra Pound. No se sorprendan si no lo han hecho, pues no es muy conocido en nuestro país al margen de los que hemos tenido una formación relacionada con la lengua y la literatura anglosajonas. Pound nació en Idaho, en 1885, y murió en Venecia, en 1972; perteneció a la conocida como “Generación perdida”, uno de cuyos predicamentos consistía en retomar la poesía antigua para ponerla al servicio de la modernidad.
Yo tuve mi primer contacto con la obra de Pound cuando estudiaba en la universidad. Pero una noticia que escuché la semana pasada, un tanto surrealista, en mi modesta opinión, como les relataré más adelante, me trajo a la memoria un poema suyo que analizamos en la asignatura de Literatura norteamericana, titulado In a Station of the Metro. Dada su escasa extensión, me voy a permitir compartirlo con ustedes literalmente: The apparition of these faces in the crowd:/Petals on a wet, black bough. (La aparición de estos rostros en la multitud;/Pétalos en una rama oscura y húmeda.)
Este breve poema, publicado en 1913 y en el que muchos encuentran una marcada similitud con un haiku, pronto se convirtió en el ejemplo más icónico del movimiento poético que Ezra Pound encabezaba, el imaginismo. Con tan sólo veinte palabras, incluyendo el título, el poeta es capaz de evocar en nuestras mentes dos realidades opuestas (una estación de metro abarrotada y los pétalos sobre una rama húmeda), difuminando la frontera que existe entre la realidad y la imaginación, e invitanado al lector a comparar el entorno urbano con el medio natural, acaso proyectando sobre ellos una luz totalmente nueva.
La aparente sencillez de estos versos nos permite yuxtaponer el mundo de la percepción, lo que aparece ante nuestros ojos, con el de la imaginación, lo que nuestra mente pergeña. Podría decirse que la intención final del poema es reflejar la relación entre la vista y el pensamiento, desvelando como la conjunción de esos procesos conforman nuestra realidad. Dicho de otra forma, invita al lector a establecer una conexión directa entre los rostros de las personas y los pétalos sobre la rama, creando la impresión de que estemos viendo, al tiempo o de forma alternativa, rostros y pétalos.
Imagino que, a estas alturas de mi relato, ya se estarán preguntando cuál fue esa noticia que me trajo a la mente “En una estación de metro”. Les va a decepcionar la respuesta, pues se trata de una de esas butades que se les ocurren a los políticos y que suelen pasar sin pena ni gloria; pero a mí me dan mucha rabia, porque no tienen ningún impacto directo en la calidad de vida de los ciudadanos y, lo que es peor, nos cuestan dinero a los ya muy sangrados contribuyentes.
En el caso que nos ocupa, la ocurrencia fue de la todopoderosa (hasta que el PSOE fagocite a Compromís en las elecciones municipales de mayo de 2023) Esther Díez, quien presentó, en una sala de prensa vacía, como viene siendo habitual, una iniciativa que la artífice de la idea ha venido en llamar el “Metro Minuto”. Créanme si les digo que la primera vez que escuché la noticia, al estar ya empezada cuando puse la tele, creí que la ínclita compromisaria había convencido a sus conmilitones de Valencia a dotar a Elche de un sistema de movilidad urbana como el que disfruta el “Cap i Casal”, o nuestra vecina y querida Alicante; o que el voto de Joan Baldoví en el Congreso se había vuelto imprescindible para aprobar la reforma laboral, o el uso de mascarilla en exteriores, y había conseguido que el Gobierno acometiera de una vez por todas la imprescindible reforma de la línea férrea de cercanías que atraviesa Elche. Mi gozo en un pozo. Al acudir al NoDo municipal, más conocido a estas alturas del siglo XXI como “Web de l’Ajuntament d’Elx”, pude comprobar que la cuestión se limita a unos mapas que, simulando el diseño esquemático de los planos de metro, nos informan del tiempo que debemos invertir para recorrer a pie determinados recorridos dentro del núcleo urbano (en las pedanías no votamos Compromís y poquito al PSOE, ¡qué nos zurzan!). Bueno, me parece un símil bastante apropiado porque, gracias a la Generalitat, al Gobierno y también a nuestro Ayuntamiento, el único tren que nos va a quedar en Elche va a ser el de San Fernando (unas veces a pie, otras andando), ecológico, sostenible y circular donde los haya.
Seguramente habrá quien rebata mis argumentos, faltaría más, esto es un artículo de opinión, y diga que esta idea forma parte de la “Agenda 2030”, iniciativa cuya politización la ha despojado de toda la efectividad que podría haber tenido; o que muchos municipios también tienen su “Metro Minuto”. En fin, stultorum infinitus est numerus!
No hay comentarios:
Publicar un comentario