VUELVA USTED MAÑANA

PUBLICADO EN DIARIO INFORMACIÓN EL 17 DE ABRIL DE 2021


ESPERANDO A GODOT

Vuelva usted mañana

Los vaivenes de la política actual y la pobreza intelectual, e incluso moral, de muchos de quienes la practican, nos ha llevado a una forma de entender esa actividad, que en principio debería ser una noble aspiración de servicio público, de una forma maniquea, sectaria y rayana, cuando no directamente inmersa, en la violencia más descarnada e injustificable, como hemos visto en la actuación de determinados grupos de extrema izquierda en Cataluña y, más recientemente, en Madrid.

Por fortuna, vivimos en un Estado de derecho que fija ciertos límites a la actuación de los políticos y de todo aquel que quiera subvertir el orden establecido por cauces inadecuados. En concreto, el garante del respeto del cumplimiento de las normas, tanto por los ciudadanos como por los gobernantes, es el poder judicial; aunque no solo, sino apoyado por un cuerpo de funcionarios, de diversas administraciones y con diferentes responsabilidades que, al haber obtenido su plaza en una oposición, gozan de la suficiente independencia como para poder defender los derechos de los ciudadanos ante posibles intentos de abusos.

No piensen ustedes que voy a convertir este artículo en un panegírico de la función pública por ser yo mismo funcionario. Al contrario, porque, aunque la situación ha mejorado infinitamente, muchas veces nos topamos con situaciones como las que relataba Mariano José de Larra, en 1833, en su celebérrimo artículo Vuelva usted mañana. En ese artículo, cuya lectura les recomiendo (lo pueden encontrar en la web cervantesvirtual.com), el “pobrecito hablador”, pseudónimo con el que firmaba Larra, nos relata la historia de un francés, un tal “monsieur Sans-délai”- nombre que ya anticipa el desenlace de la trama- que acude a España para realizar una serie de trámites relacionados con una herencia, pretendiendo después invertir su capital en diversos negocios e industrias en nuestro país.

El incauto parisino pretendía finiquitar sus asuntos, y aun realizar una visita turística de Madrid, en quince días, a lo que, con mucha ironía, le respondió su anfitrión español que lo invitaba a comer al cabo de quince meses, transcurridos los cuales apostaba que seguiría instalado en la capital de España. El resto de la historia transcurre por una serie de vicisitudes en las que la frase más repetida es el consabido “vuelva usted mañana”. Al cabo de seis meses, hastiado y sin haber conseguido sus propósitos, el desdichado Sans-délai tomó la diligencia de vuelta a París.

Mutatis mutandis, les propongo un ejercicio que consiste en comparar la web del Gobierno británico en la que se explican los pasos para constituir una sociedad (https://www.gov.uk/set-up-business-partnership) con la de nuestro Gobierno (https://plataformapyme.es/es-es/Nacimiento/Paginas/Tramites.aspx), sobre el mismo asunto. Simplemente, para ahorrarles la pereza de hacerlo, como diría el propio Larra, les voy a enumerar las distintas instancias o administraciones a las que hay que dirigirse en España para logar el sospechoso fin de crear una empresa: Agencia Tributaria, Tesorería General de la Seguridad Social, Inspección Provincial de Trabajo, Registro Mercantil Provincial, Autoridades de Certificación, Ayuntamiento, Servicio Público de Empleo Estatal, Consejería de Trabajo de la CCAA, Oficina Española de Patentes y Marcas, más otras tres o cuatro en función de la naturaleza de la actividad que vaya a desarrollar la empresa (si es que a estas alturas del procedimiento el empresario, o emprendedor como dicen los modernos, no ha adoptado la misma determinación que Monsieur Sans-délai y ha tomado las de Villadiego).

En definitiva, el corolario de toda mi argumentación sería que, si bien una estructura estatal es necesaria para el desarrollo de la actividad del país, ésta debería modificarse en dos aspectos: reducir la ingente burocracia que genera, dando la sensación de que lo hace como una especie de retroalimentación para justificar su propia existencia, y limitar el funcionariado a aquellos puestos que sean imprescindibles para garantizar el funcionamiento de la Administración y la igualdad de derechos y deberes de los españoles al margen de los vaivenes políticos.

Por eso, me llama poderosísimamente la atención la existencia de personas que afirman que lo importante es defender “lo público” (así, en general). En Elche de estos tenemos bastantes, no sé si muchos, pero sí bien organizados y que siempre han ejercido una gran presión sobre los consistorios timoratos, como el actual. Ahora mismo, por ejemplo, se ha desencadenado cierta polémica en las redes sociales a raíz de la noticia de que el CEU Cardenal Herrera está interesado en el edificio de Zara para ampliar sus instalaciones

Esos “defensores de lo público”, como los defensores de cualquier dogma, ignorando lo obvio, trazan una correlación entre esta noticia y la cesión que se hizo a la misma universidad privada, en el año 2012, de los antiguos juzgados en la plaza Reyes Católicos. Nueve años después se ha demostrado que esa decisión ha supuesto un gran acicate para la actividad económica en el barrio de El Plà. Las comparaciones son odiosas, pero comparen lo que el CEU (entidad privada) supone para la zona y lo que representa el Centro Hernandiano (edificio público en el que se invirtieron millones de euros).

En definitiva, si el CEU, o cualquier otra entidad privada, desea instalarse en el centro de Elche, lo único que deben hacer las administraciones, empezando por el Ayuntamiento, es darle facilidades. Del mismo modo, toda la actividad comercial y de servicios (incluyendo a la restauración, por supuesto) también deberían tener todo tipo de ventajas para instalarse. Lamentablemente, la política local, condicionada por Compromís, parece que va en sentido contrario, así que ya que tenemos el centro peatonalizado, sólo nos quedará pasear “Correora pa munt i Correora pa Baix” (si nos dejan).

 

 

 


 ROMANCE DEL PRISIONERO

PUBLICADO EN DIARIO INFORMACIÓN EL 10 DE ABRIL DE 2021


ESPERANDO A GODOT

Romance del prisionero

El pasado martes, tras la reunión del Consejo de “Ministras”, en palabras de la nueva ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, salió a la palestra, liberado ya del yugo que le suponía la presencia de Pablo Iglesias, el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para intervenir en la habitual rueda de prensa, u homilía, que el Gobierno pronuncia tras las reuniones de ese alto órgano del Estado.

A pesar de la no muy sutil ironía con la que he arrancado, no se preocupen. El artículo de hoy no va a tratar de lenguaje “inclusivo” que, como lingüista que soy por formación, detesto por incorrecto, absurdo y pleonástico, por su redundancia viciosa de palabras y la invención que hace de términos inexistentes, e imposibles desde un punto de vista morfológico, en el idioma español.

Tampoco voy a entrar a criticar, aunque la materia daría para mucho, la existencia de un ministerio, con un presupuesto para este ejercicio de 3.888,4 millones de euros,  cuya primera mitad “Derechos Sociales” es una competencia totalmente transferida a las Comunidades Autónomas, y cuya segunda mitad “Agenda 2030” es una entelequia de tal calibre que sólo se me ocurre compararla con la pretensión del Ayuntamiento de Elche de lograr la capitalidad verde europea 2030 (algo que cualquiera que haya viajado o leído un poco sabe que no conseguiremos jamás con los actuales gestores, a pesar de que la ciudad reúne condiciones para lograrlo).

No, no voy a entrar ni en un terreno ni en el otro, aunque me los reservo como futura referencia para otra ocasión. El asunto del que realmente les quiero hablar esta semana tiene que ver con la ornitología, más en concreto con una especie cuyo nombre vulgar en castellano es calandria. La calandria es un ave de tonos terrosos, característica de las llanuras cerealistas y los ambientes esteparios. No sorprende por ello que los dos países donde la calandria común cuenta con un mayor número de ejemplares sean España y Rusia. Tan frecuente es la calandria en nuestro país, especialmente en lo que en el Cantar de Mío Cid llamaban “la terrible estepa castellana”, que el ave aparece en la literatura española desde tiempos inmemoriales.

De hecho, hay una celebérrima alusión a este pájaro en unos versos incluidos en el Romancero Viejo (siglo XV), en concreto en el “Romance del prisionero”, aquél que dice: Que por mayo era por mayo,/cuando hace la calor,/cuando los trigos encañan/y están los campos en flor,/cuando canta la calandria/y responde el ruiseñor,/cuando los enamorados/van a servir al amor,/sino yo, triste, cuitado,/que vivo en esta prisión,/que ni sé cuándo es de día/ni cuándo las noches son,/sino por una avecilla/que me cantaba al albor./Matómela un ballestero ;/¡déle Dios mal galardón!

No estamos aún en mayo, ni hace la calor, salvo el efímero episodio que tuvimos en Elche y en todo el levante el pasado martes, pero la calandria sí está cantando, más bien el ruiseñor, que es ave más bella y de cantar más armonioso; y lo hizo, como les comentaba al principio, tras el Consejo de Ministros, para anunciar urbi et orbi que el día 9 de mayo finalizará el estado de alarma en el que llevamos sumidos desde el 14 de marzo de 2020.

“Lo que queremos es que el 9 de mayo sea el punto y final al estado de alarma”, subrayó el presidente. “El fin de los toques de queda, los confinamientos y los cierres perimetrales, y el inicio de una nueva etapa política gracias a la conjugación de un solo verbo: Vacunar, vacunar y vacunar” No sé lo que opinarán ustedes, ya saben que el Sr. Sánchez no es santo de mi devoción, pero yo de alguien que dice “punto y final”, no me fío (y menos cuando estamos inmersos en la campaña electoral autonómica madrileña, que muchos están asumiendo como una avanzadilla de las elecciones generales).

Sea como fuere, y en honor a la verdad, ya que sale a colación el asunto de la vacunación, debo romper una lanza en favor de nuestro Ayuntamiento, por la logística que ha dispuesto para colaborar en la vacunación con las autoridades sanitarias. Por circunstancias laborales – los tres somos docentes- mi hermana, mi mujer y yo hemos recibido recientemente la primera dosis de la vacuna (AstraZeneca, para más señas). El lugar de vacunación estaba asociado al puesto de trabajo. Por ese motivo ellas la recibieron en el Esperanza Lag y yo en el Hospital General de Alicante.

En ambos casos, el proceso de vacunación fue exquisito, dirigido y ejecutado a la perfección por el personal sanitario encargado de su administración. La diferencia entre Elche y Alicante estribó en que en Elche los accesos y los alrededores estaban mucho mejor organizados. Ahora bien, había otra diferencia: en Alicante todo se llevó a cabo en un hospital de campaña, instalado y sufragado por la Generalitat Valenciana. En Elche tuvimos que ceder el espacio y todo el personal que se encargó de la organización, y eso no es gratis.

Quizás les parezca una nimiedad. Quizás les parezca lógico que el hospital de campaña COVID esté en Alicante y no en Elche porque es “la capital”. Quizás. Pero quizás esa forma de pensar que tenemos los ilicitanos haya supuesto que Alicante tenga AVE, y Elche no. Que Alicante tenga tranvía, y Elche no. Quizás, no lo sé. Pero, por favor, piensen en ello.


 EL DÍA DE LA MARMOTA

PUBLICADO EN DIARIO INFORMACIÓN EL 27 DE MARZO DE 2021


ESPERANDO A GODOT

El día de la marmota

La celebración cristiana de la Candelaria, que tiene lugar el dos de febrero, conmemora el día que Jesús fue presentado en el templo, coincidiendo también con la Purificación de la Virgen, cuarenta días después del parto. La tradición señalaba que, en esa fecha, los cristianos debían acudir a la iglesia con sus velas para que fueran consagradas y, de ese modo, granjearse bendiciones para lo que restaba del invierno. Como muchas festividades cristianas, ésta hunde sus raíces en la antigüedad clásica, pues los romanos también tenían la costumbre de encender velas ese día, coincidiendo con la mitad exacta del invierno, para ahuyentar a los malos espíritus.

Coincide también que el dos de febrero suele usarse como un día significado para predecir si la segunda mitad del invierno va a ser más o menos cruda. Por nuestros pagos, la expresión más empleada al respecto es la que dice que “Si la Candelària flora, l’hivern está fora, i si no flora, ni dins ni fora.” Parece ser que este adagio popular hace referencia a la floración de los almendros. En el resto de Europa también existen dichos similares, con las particularidades propias de cada zona, como es lógico.

Ahora bien, si existe una tradición curiosa, y que se ha hecho mundialmente famosa, de predecir el tiempo el día de la Candelaria, esa es la que, cómo no, tienen los estadounidenses. Más en concreto los del pequeño pueblo de Punxsutawney, en Pensilvania. En esa localidad siguen la costumbre que introdujeron inmigrantes alemanes en el siglo XIX quienes, en su país de origen, utilizaban como instrumento meteorológico la sombra que proyectaba un erizo: si esa sombra era visible el día de la Candelaria, habría seis semanas más de invierno. Como en Pensilvania no encontraron erizos, lo sustituyeron por la célebre marmota que habrán visto ustedes en las noticias de ese día año tras año.

La marmota de Punxsutawney comenzó a hacerse famosa en 1886, cuando apareció por primera vez en el periódico local. En la actualidad, como les comentaba, la noticia aparece en los medios de todo el mundo y son muchos los periodistas que acuden a cubrirla en directo. De hecho, hay una famosa película de 1993, que ha acuñado un término coloquial que todos utilizamos: “Groundhog Day” (El día de la marmota), aunque en España se estrenó con el título de “Atrapado en el tiempo”.

Utilizamos ese modismo, “el día de la marmota”, cuando queremos expresar que vivimos una especie de bucle temporal, paramnesia o “déjà vu”, que dirían los franceses, que nos hace sentir la impresión de que lo que estamos haciendo, experimentando o pensando, lo hemos vivido con anterioridad sin tener consciencia de ello. En la película, el personaje protagonista, Phil Connors es un arrogante y egoísta hombre del tiempo de una televisión local de Pittsburgh que acude a cubrir el evento anual de Punxsutawney, acompañado por Rita y Larry, productora y cámara de la cadena respectivamente. Phil quiere rodar la escena y salir del pueblo cuanto antes, pero por algún motivo, cada vez que se despierta, el dos de febrero comienza de nuevo (con la celebérrima “I got you, Babe”, de Sonny & Cher, sonando en el radio despertador a las seis de la mañana).

Supongo que muchos de ustedes habrán visto la película, y a los que no lo hayan hecho se la recomiendo para una de esas tardes dominicales de sofá y manta. Por unos y por otros no voy a abundar ahora en la trama de esta típica, pero entretenida, comedia romántica norteamericana. En realidad, a donde quiero llegar es a plantearles que se cuestionen si, en no pocas ocasiones, han tenido la sensación de que Elche vive también instalada en una suerte de “día de la marmota” permanente. Lo cierto es que, con la publicación de hoy, cumplo cuatro años de colaborador semanal de este diario y, cada vez que me siento a escribir y repaso los temas de actualidad de nuestra ciudad, siento esa extraña sensación de “déjà vu” que les definía anteriormente.

De hecho, para alejar de mi atribulada mente la idea de estar sufriendo una paramnesia, me he dedicado a revisar en la hemeroteca un tema que está de candente actualidad, pero que lo lleva estando desde hace muchos años. Se trata del tan traído y llevado, nunca mejor dicho, asunto del Mercado Central. Según noticias aparecidas en Diario Información, el día 2 de abril de 2015, los socialistas, entonces en la oposición municipal, acusaban a los populares, en el Gobierno, de infringir el artículo 55.2 de la normativa urbanística (instalar un mercado provisional en zona verde) y amenazaban con elevar el asunto a la Fiscalía. El 21 de mayo de 2016, los vendedores celebraban el primer aniversario del mercado “provisional” e instaban al Gobierno municipal (de vuelta a manos socialistas) a continuar con el proyecto de ejecución del nuevo edificio. El 6 de marzo de 2020 (sic) “El equipo de gobierno ha propuesto ahora a los placeros dejar el Mercado en la ladera del Vinalopó de manera definitiva, donde ejercen su actividad desde 2015 en unas instalaciones provisionales”. Por último, el pasado día 12 de marzo de 2021, el Ayuntamiento dio por concluidas las obras para tapar las zanjas abiertas desde hace años para catas arqueológicas en el torno del mercado, declarando el Alcalde ante los medios que “Con esta actuación se quiere proteger los restos y normalizar la zona. (señalando) que esperan que el próximo viernes estén finalizadas las obras y se hayan retirado las vallas para devolver este espacio público a vecinos y comerciantes.”

Han transcurrido seis años, pero, en Elche, cada vez que se activa el despertador sigue sonando “I got you, Babe”.


 DEL PUENTE A LA ALAMENDA Publicado en Diario Información el 8 de julio de 2023 Esperando a Godot   Del puente a la alameda   ...